A los 14 años se fue de Santiago a vivir a Curicó. Desde muy pequeña montaba caballos ya que su padre era socio del Club de Polo y sus vacaciones prefería pasarlas en el campo, porque le fascinaba trabajar en las pesebreras cepillando y alimentando equinos y también paleando guano.
Hoy, a los 25, no está pololeando ya que viene saliendo de una larga relación de cuatro años.
-¿Es muy difícil, con este hobby, tener una relación?
“No, pero en este minuto el caballo me gana. Antes era compartido, pero soy joven, quiero sacar mi carrera, seguir viajando, jugando polo, darle mucho tiempo a esto y hasta que no llegue el príncipe azul, es difícil que…”
-¿Será que cuesta encontrar hombres que entiendan esto?
“(Se ríe) A ver, si a alguien le gusta el polo y no tiene ningún pero a que el día de mañana lo juegue, okey, lo va a aceptar, pero es difícil porque éste es un deporte brusco porque te puede provocar graves accidentes.
“Si el día de mañana quieres formar una familia… bueno es complicado, porque él te va a decir olvídalo; no sé, si tienes un hijo te va a decir para. No es que te olvides del polo, pero –siempre lo he dicho- hasta que me Dios me dé la posibilidad; no sé si voy a jugar, pero a lo menos voy a andar a caballo. Lo haré hasta que sea un anciana”.
-Obligada a estar circunscrita al circuito del polo para que haya más comprensión.
“O sea, claro, si te tocó un marido que juega lo va a entender más, pero los hombres, en general, quieren que su mujer no se arriesgue. En esto te puedes caer, quebrar y creo que el hombre no está predispuesto para eso, aunque todo se puede de alguna manera, jugar más suave”.
-¿Formar una familia es un proyecto?
“Sí, me encantaría, pero por ahora…”
-Tener tu equipo de polo propio.
“Sí, si tuviera un hijo lo encaminaría por el polo para que fuera el mejor polero del mundo, un profesional (con una sonrisa).
“A ver, en definitiva, yo sé que el polo es momentáneo, que estamos todas las del equipo en la misma parada, de hecho hay una que está pololeando, y uno nunca sabe, a lo mejor en 6 meses más conozco a una persona y…”
-¿Muy focalizada en esto?
“Sí, quiero terminar mi carrera y dedicarme al polo. Ahora que somos federadas, queremos organizar campeonatos para fomentar el polo y así que entren más niñitas a futuro; hacer clases y gozar de esto momentáneamente. Si llega alguien, bienvenido”.
Sofía Hamilton siente pasión por éste y muchos otros deportes. No sólo hizo equitación, sino que también mucho tenis; jugó jockey, algo de voleibol, fútbol y en atletismo, fue corredora de 2 mil metros. Aunque nunca ha esquiado, tiene claro que antes que subirse a un par de esquís para aprender, prefiere subirse a un caballo.
“En el verano, cuando terminaba el colegio, a los 13 años, mis compañeras me invitaban a la playa y yo decía no, no, prefería estar los dos meses encerrada en las pesebreras”, explica.
-¿Muy solitaria, con poco carrete juvenil?
“No (se ríe), también, todo es combinable. Salgo los fines de semana, pero si hay un partido en la mañana me acuesto a los 12, máximo a la una, no me voy a carretear hasta las 6 de la madrugada. Mi prioridad es la parte deportiva antes que una fiesta”.
-¿Tus amigos te critican?
“No, pero de repente mis amigas me decían oye, que erís fome, te vai a ir a acostar por un partido de polo, pero bueno, a uno le gusta amanecer bien y estar con energía. Esos son como los comentarios de pasillo”.