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Una madre en búsqueda de ‘la conciencia’

15 de Junio de 2007 | 11:32 |
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Cuando se le plantea conocer un poco de ella, de su vida, se comienza a reír, postula “podemos dejarlo hasta aquí” y sigue riendo.

Estudió biología en la Universidad de Chile, pero sus inicios fueron la medicina. Alcanzó hacer unos semestres de esa carrera, pero resolvió cambiarse a licenciatura persiguiendo conocer a cabalidad “la conciencia”.

Alumna –no discípula- de Humberto Maturana, explica que si bien lo admira y quiere mucho, en una parte del camino tuvieron sus diferencias; con él trabajó 12 años y realizó gran parte de su aprendizaje a su lado. “Él fue un referente muy importante para mí, es de los seres inteligentes de este planeta; yo tengo discrepancias importantes que han generado que él tenga su centro y yo el mío”, dice.

Carmen no niega que Maturana tuvo tanta importancia en su formación como lo tuvo Francisco Varela y Lola Hoffmann; de hecho, fue ella la que impidió que se cambiara de biología a psicología con un terminante te lo prohibo (con acento alemán).

“Ella fue muy visionaria en lo que venía”. Se conocieron en 1982 en un encuentro que define como precioso y Lola la indujo a seguir la neurobiología como el camino para encontrar las respuestas que ella busca en torno a “la conciencia”.

A mediados de los ’80 se recibió, pero no tranquila con lo conseguido decidió estudiar un post título en biología del conocer y comunicación humana, cuya tesis es la base del método ICC.

A los 48 años, casada hace casi 25 años con un psicólogo, tiene dos hijos -un varón de 24 y una mujer de 22- que la han acompañado en todo. “Mi marido es muy brillante intelectualmente, me ha permitido sostener ciertas conversaciones que me mueven. Hemos tenido un proceso de pareja interesante, guiado por la Lola, -relación de pareja abierta, después de pareja cerrada-; o sea, no hay nada que pueda proponerle a otro que no haya estado puesto en mi vida”, cuenta.

-¿Cómo te hiciste cargo de la maternidad y tu profesión después del comentario de tu abuela?
“Creo que saqué mucha fuerza de mi pasión, creo que hice muchos esfuerzos y no me gustaría que las mujeres tuvieran que pagar tan caro. Pagar caro para mí ha sido perder goces porque había que hacer otras cosas y otras... ¿cómo me las arreglé?, bueno, con redes de mujeres, con mucho apoyo de mi familia de origen, con una pareja....(duda un poco y sigue) No, él es un marido chileno, pero sí en una búsqueda, intentando romper ciertos condicionamientos”.

-¿Tus hijos entienden esta pasión? ¿Alguno siguió tus pasos?
“Sí, la entienden. Los dos han seguido esto en sus ámbitos; Alejandro estudia medicina y está en un gran cuestionamiento de los paradigmas de la medicina de hoy, y mi hija, con toda una formación en el área de la educación, de qué se hace con los niños, el Waldorf, y muy puesta desde el mirar un cambio a futuro en los contextos en los cuales se están educando a los niños.
“En distintas áreas sí ha sido una postura de vida difícil para ellos porque ha significado, socialmente, hablar en chino para sus compañeros o tener costumbres que para ellos son cotidianas, pero que para la sociedad no porque se maneja con otros paradigmas. Para ellos ha tenido costos partiendo por tener piezas separadas desde siempre con Alfredo y eso es raro para sus compañeros”.

-¿Pero han ganado?
“Yo creo que sí, pero uno siempre quiere que el otro no sufra”.

Carmen Cordero se reafirma en la maternidad, tanto que cuando sus hijos estaban pequeños y ya vivían en una parcela en Peñalolén, ella optó, abruptamente, por abortar una beca para hacer un post grado en Francia porque se dio cuenta que no los podía sacar de su habitat y del contexto positivo en el que se desarrollaban, perdiendo con ello su historia y vínculos familiares.

-Tú tema no es la proyección, ¿pero cuáles son tus desafíos?
“No perder ciertas coherencias. Mi gran desafío es hoy ser lo suficientemente rigurosa, porque un cambio de paradigma implica estar en un mundo de crítica. Yo soy muy sensible y creo que igual hay que hacerlo sin perder la coherencia. Esta situación de mil posibilidades me pierde, es un esfuerzo mantener la coherencia”.

-¿Estos procesos son cansadores?
“Diría que sí, tienen momentos de cansancio, pero también son procesos que tienen mucho de recibir, de una sinergia muy importante con el entorno, con los demás; este centro es un momento de recibir mucho cariño”.

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