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“El ‘te amo’ del hombre es mucho más egoísta que el de la mujer”

El compañero radial de Carolina Brethauer en “Superados” analiza la desesperación amorosa de ambos sexos y da claves de los principales errores que puede cometer una mujer en la conquista.

01 de Julio de 2009 | 15:51 |
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“Las mujeres están malas”, asegura Branko Karlezi, un viñamarino de 27, desde el Hotel Ritz-Carlton. Tras la sesión de fotos, ha vuelto a vestirse de Ritz (esto implica un perfecto traje y corbata), para seguir en sus labores de relacionador público del hotel.

Luego se desdoblará para ir al “Pollo en Conserva”, regresará a sus labores hotelísticas y partirá en la tarde a la radio FM Tiempo, para comenzar a las 18 horas “Superados”, el programa que tiene con Carolina Brethauer, donde analizan a fondo las dudas que surgen en el mundo de las relaciones amorosas.

Dice que no tiene filtro, lo que le ayudó desde un comienzo para ver cumplido su sueño de entrar a la radio. “Esto es un buen complemento y hace que el programa funcione súper bien, porque yo soy bien mamón para mis cosas y bien pavo, pero digo lo que pienso al tiro y la Carola habla desde la experiencia”.

Y de que lo dice todo, lo dice. Conocida por los auditores de su programa es “la innombrable”, su ex de 5 años, su madre, su padre y hasta la polola de éste. Branko no se muerde la lengua antes de contar lo que sea: “He tenido problemas con mi familia por mi falta de filtro en la radio. Ayer me retaron porque estaba hablando de las suegras y conté que mi mamá era súper celosa con sus hijas, y que una vez, mi hermana estaba pololeando en el living de mi casa, en el piso de abajo. Y de repente, yo iba bajando la escalera y vi a mi mamá en punta y codo abajo de la mesa del comedor, con el Spy Tech –un juego de espionaje que teníamos cuando chicos, con micrófono a distancia-, tratando de escuchar lo que estaba haciendo mi hermana. Mi mamá me dice que cómo cuento estas cosas, que después cuando diga que es la mamá de Branko le van a decir ‘ah, usted es la vieja loca’. Pero yo agradezco tanto haber vivido eso. Es lo que me hizo ahora quien soy”.

Y es a partir de sus historias y lo que recoge en su trabajo, que Branko lanza su feroz sentencia de la maldad femenina. “Yo lo noto en la radio, con la cantidad de llamados de hombres que cuentan sus historias. Una vez llamó uno que había pololeado 5 años. No podía tener hijos y adoptó dos niñitos, pero la mujer lo dejó y le devolvió a los cabros y él está con ellos solo y la mujer, pololeando y trabajando (...) El hombre parece estar hoy más abierto a agradecer lo que da la familia. Antes, estabas seguro de que la mujer iba a estar ahí, te pegaras la cagada que te pegaras. Hoy no, ella es lo suficientemente dependiente en su economía como para tomar sus cosas e irse, sin preguntarle nada a nadie. Eso nos aterra”.

-Así como algunas mujeres andan con el vestido de novia en la cartera, ¿hay hombres con el traje en la billetera?
“Ahora más que nunca. El hombre está mucho más sensible, más femenino, y la mujer se ha masculinizado. La mujer trabaja, toma sus propias decisiones y es más independiente, mientras al hombre, cada vez le está costando más encontrar mujeres que quieran abrazar la familia”.

-¿Y qué pasó con las clásicas mujeres con su vestido blanco asomándose a cada rato?
“Creo que están desapareciendo poquito a poquito. Hay más mujeres que quieren experimentar cosas nuevas, tener logros laborales, apegándose más al sentimiento de sentirse valoradas por otra cosa más que tener un útero y hornear cabros chicos”.

-¿Qué delata a la mujer desesperada?
“Cuando empieza a proyectarse con quinientas cosas que uno ni siquiera está pensando. Yo tengo dos perros que se llaman Agustín y Florencia, y una mina me dijo ‘¡Ay!, igual al nombre de los niños que quiero tener’ (se ahorca). Las mujeres que andan desesperadas por casarse se saltan etapas de pareja; quieren pasar del matrimonio a quedarse embarazada a los dos meses y es un error del porte de un buque, porque están buscando una familia más que un compañero de por vida, y por ahí es por donde hay que partir.
“La gente que se apresura a vivir no quema etapas y eso finalmente te mata, porque van a querer revivir esas etapas cuando ya no están en edad”.

-¿Es diferente decir “te amo” para un hombre que para una mujer?
“Sí. El ‘te amo’ del hombre, en general, es mucho más egoísta que el de la mujer; es ‘amo lo que me haces sentir, amo que seas mi mina, amo que yo me sienta bien cuando estás conmigo, amo que me hagas reír’. En cambio, la mujer, cuando dice ‘te amo’, es ‘amo verte reír, amo que lo pases bien’. Creo que la mujer entiende mucho más profundo el ‘te amo”.

-Has dicho que esa frase es muy fuerte e inventaste “te richo”.
“Es complicado, porque el tema a mí se me sale como un flato, es horrible. Siempre hablo de una chiquilla que le pusimos ‘la pendex’, porque es chica. Un día que le tenía una sorpresa, la llevé a Santa Martina. Tenía sushi, un chal... Llevábamos saliendo dos semanas, nada, pero yo estaba enganchado. Pusimos el chal, y el sushi y después, regaloneando, ella me dio un beso que me dejó pero es que mareado, y lo normal es que ahí uno diga ‘qué rico’, pero yo llegué y le dije ‘¿Quieres pololear conmigo?’ Y en dos segundos pensé, ¡Qué dije! ¡Se me salió!”

-¿Y ella qué te respondió?
“¡Qué sí! Después tuve que recular porque encontré que fue demasiado rápido.
“Cuando me dicen ‘te quiero’, contesto ‘te amo’, porque como que no quiero quedar mal. Entonces, ‘te richo’ es una buena solución, es como ‘voy camino a enamorarme’. Es que cuando te dicen que te aman, ¿qué vas a decir? ¿Amo que me ames? No poh, tienes que decir que la amas también, estás cagado”.

-¿Cual es el principal error que puede cometer una mujer en su primera cita?
“Me vas a matar, pero si una mujer se va a la cama en la primera semana... Y no estoy diciendo que el hombre diga que es una suelta y por eso no quiera estar con ella, pero sí lo va a pensar dos veces. Es inevitable que uno piense ‘Pucha, ¿lo hará con todos?

-Bueno, ¿y él?
“(Se ríe) ¿Viste? Sabía que me ibas a matar... Eso suena súper lindo en palabras, pero en los hechos lo va a pensar igual. No importa que la mujer le diga oye, ¿y tú? Encuentro que es súper injusto, pero es así; un hombre con el que te acuestas en la primera semana o la segunda, no es que piense mal de ti, pero sí va a dudar si eres la mujer para casarse. O sea, ¿qué más va a ganar él después que se acuesta contigo?”

-Una relación de confianza, transparente, sin estrategias de por medio...
“Para el hombre es una meta”.

-Entonces, ¿propones esperar hasta el matrimonio?
“No, pero sí que esperen un tiempo prudente, porque cuando un hombre se acuesta con una mina puede ser calentura, pero cuando le gusta de verdad, para pololear, y lo hacen esperar, es distinto. Créeme, el hombre es capaz de hacer el amor.
“Esto es culpa de ustedes, porque cuando crían a los hijos, les dicen lo mismo ‘Ah, es que esa cabrita es muy suelta’. Es un círculo.
“También es importante que no tengan miedo a reírse. De repente, uno siente que están tiesas, tratando de ser perfectas y que no se les mueva nada, y se olvidan de reír. Pero no hay nada que pueda querer un hombre más, que tener una partner, una amiga, y eso es lejos lo más sexy del mundo”.

-Las mujeres tenemos un reloj biológico bien marcado, ¿ustedes tienen el suyo?
“Los hombres quieren ser papás jóvenes para jugar con sus hijos. Y esa especie de reloj biológico va muy unido al de las mujeres”.

Es inevitable que cada cierto tiempo los pensamientos de Branko no lleguen hasta su familia, a sus recuerdos en Viña -donde la Ferretería Karlezi hizo famoso a los suyos- y al ejemplo que ve en su papá, que en tiempo de vacas flacas “vendió el fax para pagar la cuenta del fax”, y se preocupó de que nadie en su casa sintiera los efectos de la mala etapa económica.

-¿Tus papás son separados?
“¡Uf! Mis papás estuvieron casados 36 años y se separaron hace 4. Yo tenía 23 años y dije ‘ok, esto hay que asumirlo como adulto’. Yo ya soy grande, mis hermanas ya se iban a casar, pero nunca había llorado tanto en mi vida. Tenía tan arraigados mis sentimientos del día a día, que iban siempre conectados a Viña. Allá la gente es más de familia que en Santiago. Entonces, que se rompiera ese círculo familiar, era un desastre para mí. Fue un golpe fuertísimo y lo sigue siendo hasta el día de hoy”.

-¿Dejaste de creer en el matrimonio?
“No, me lo reforzó. Creo en los sentimientos de felicidad que le puede dar a los hijos una familia, que puede ser una madre soltera o un padre soltero, lo importante es que haya vínculos de por vida. En mi caso, yo con mi papá corremos en auto y mi mamá es chuchera, es buena para el hueveo, yo me río con ella, es una amiga. Y con mis hermanos nos vemos todos los fines de semana. Para mí, la familia es súper importante”.

-Una vez tuviste un encontrón con la polola de tu papá por unos yogurt...
(Ríe) "Es que es un caso. De verdad para mí fue complicado aceptar a la polola de mi papá, porque representaba la ruptura definitiva de mis papás. Quiero dejar clarísimo que es una mujer increíble y ha hecho súper feliz a mi papá, pero a veces las mujeres no saben hacer de madrastras cuando fuerzan la relación. Eso es un gran error, porque puedes tener 12 ó 20 años, pero igual se está metiendo con tu viejo, igual se está acostando con tu papá. A mí me chocaba mucho, porque yo quería que mi papá estuviera con mi mamá. Y un día estaba en la casa y la polola de mi viejo me dijo ‘Oye, Branko, ¿qué sabor de yogurt te gusta?’ Y ahí se me paró la pluma y le dije ‘perdona, está bien que seas la mina de mi papá, pero el supermercado lo compro yo con él. No tienes para qué ir tú. Te lo agradezco, pero no’.
“Ahí el mensaje a las madrastras es claro: no tienen que querer a los hijos de sus pololos. Sí tienen que ser cordiales y respetarlos, pero no fuercen la relación. Es más, al final, esa cordialidad puede convertirse en amistad y esa amistad en amor”.

-Entonces, de aquí a que tu mamá tenga pololo, te mueres...
“Es que es distinto. Las mamás, cuando se separan, se enfocan mucho más en la familia que en la pareja y esa es una verdad científica. Las mujeres se demoran mucho más en encontrar pareja que los hombres. A ellos les cuesta mucho más estar solo. Ahora, me encantaría que mi mamá tuviera un pololo, lo encontraría increíble. De verdad quiero que tenga un amigo, un compañero para ir a comer, para ver películas...

-¿Le presentas amigos?
“Le quiero hacer cita a ciegas pero no me deja”.

-¿Cuál es tu vicio privado?
“Uy, son hartos. Mi familia, primero, lejos. Podría estar toda mi vida echado a las 5 de la tarde con mi sobrina y quedarme dormido con ella viendo tele. Segundo, mi trabajo”.

-¿Todos?
“Todos, soy trabajólico a matar y no me quedo en los laureles. En tercer lugar están los autos. He tenido 18 autos, desde los 18 años hasta ahora, por que los amo. Me compro un auto, enseguida lo vendo y me compro otro. No hay mejor olor que el del auto nuevo”.
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