De esta manera, el autocuidado se alza como la única alternativa de protección, para lo cual es fundamental que cada persona conozca su tipo de piel y las herramientas de las que dispone para resguardarla de los dañinos rayos del sol.
Entre los dermatólogos es común el uso de la denominada clasificación de Fitzpatrick, cuyo nombre se refiere a un médico de la Universidad de Harvard que en 1975 tipificó los tipos de piel utilizando dos criterios: el aspecto de la persona (color de pelo, piel y ojos) y su reacción a la exposición solar.
El resultado, según explica la dermatóloga Cecilia Orlandi, fue la distinción de seis grupos:
Grupo 1: Personas de pelo colorín o muy rubio, piel blanca, y ojos azules o verdes, que al exponerse al sol siempre se queman y nunca se broncean. "Se ponen colorados, con ampollas", explica la especialista.
Grupo 2: Personas de ojos claros, pelo color castaño o rubio oscuro, que al exponerse al sol se queman o broncean moderadamente.
Grupo 3: Personas que al exponerse al sol rara vez se queman y se broncean bastante bien.
Grupo 4: Personas de tez morena clara, que se queman en grado mínimo, pero siempre se broncean. "Son esos que dicen 'paso por el sol y me pongo moreno al tiro', ejemplifica Orlandi. La mayoría de los chilenos entra en este grupo, aunque también hay quienes calzan en el 2 y 3.
Grupo 5: Personas con un tono de piel café oliváceo, que al exponerse al sol sólo se les oscurece un poco más.
Grupo 6: Personas de raza negra que nunca se queman. "En ellas no notas un cambio drástico cuando se exponen al sol", sostiene la dermatóloga.
Luego de que los especialistas han determinado el tipo de piel de una persona, vienen las recomendaciones para su protección. De esta manera, a quienes se encuentran en los grupos 1 y 2 se les indican filtros con un factor de protección solar (FPS) 50+, mientras que aquellos que entran en los grupos 3 y 4 pueden usar los 30. En el caso de las pieles de los grupos 5 y 6, éstas pueden soportar bien la exposición solar con un FPS 15. "Pero, como la radiación está tan fuerte, es preferible indicar por parejo de 30 para arriba", asegura la doctora Orlandi.
Otro factor a considerar es la cantidad de fotoprotector que deben aplicarse las personas para que éste cumpla efectivamente su función. Según la dermatóloga, deberían utilizarse 5 ml. o una cucharadita de té en cada zona del cuerpo (cara, cuello y escote; cada uno de los brazos, etc.) para que la piel quede realmente protegida. "Nadie se pone esa cantidad, porque si tú lo pruebas es harto, quedas bien pegote", afirma.
Sin embargo, esta molesta sensación no es la única razón que entrega la gente para no usar los filtros solares en forma abundante. También hay un tema de costos. "Se calcula que una persona de 1 metro 60 centímetros que use un traje de baño pequeño, necesita entre 30 y 36 gramos de producto para cubrirse la piel. Y los frascos vienen de 100 o 120 ml., lo que significa que les alcanzaría para tres o cuatro aplicaciones", señala Cecilia Orlandi. Y si se considera que durante el verano las personas pasan más tiempo al aire libre, el desembolso en dinero puede llegar a ser bastante alto.
Los niños, un caso especial
Aunque la piel de los niños hay que cuidarla igual que la de los adultos, con ellos hay que tener algunas consideraciones especiales. La primera de ellas es que los menores de seis meses no deben ser expuestos a los rayos solares, ya que -según explica Cecilia Orlandi- su piel todavía está inmadura.
Luego, en los niños de entre seis meses y dos años también se da una situación especial, ya que su piel no absorbe los filtros solares. "Es como ponerles una crema humectante no más, porque no los metabolizan", afirma Juan Honeyman, dermatólogo del Hospital Clínico de la Universidad de Chile.
Por esta razón, en esos casos el especialista recomienda el uso de pantallas solares, ya que éstas reflejan el sol. "Cosméticamente nunca son muy bonitas, porque dejan la piel blanca, pero a los niños poco les preocupa eso", sostiene.
Por su parte, Orlandi aconseja que para los menores de seis años se utilicen filtros solares "minerales", ya que tienen menos sustancias químicas entre sus ingredientes. "Los otros (no minerales) les producen más alergias, les irritan la piel, entonces el efecto final puede ser más contrario que beneficioso", señala.
Además de la fotoprotección, los dermatólogos sugieren tomar medidas adicionales, como el uso de ropa adecuada. En ese sentido, hoy es común encontrar en grandes tiendas y supermercados trajes de baño o poleras con filtro UV, no sólo para niños, sino también para los adultos. "Son buenos especialmente para la gente de piel clara, para los niños o para personas que por su actividad están mucho tiempo expuestas al sol", dice Cecilia Orlandi, quien aconseja elegir aquellos con un FPS de entre 30 y 50.
La última recomendación es bien conocida por todos: no exponerse al sol en las horas del mediodía, ya que -afirma la dermatóloga- "entre las 11 de la mañana y las cuatro de la tarde se produce la radiación más potente sobre la faz de la Tierra".