Delfina, quien hoy tiene 17 años, no se sentía gorda por lo que sus padres nunca sospecharon que podría estar enferma, hasta que decidieron llevarla a un centro clínico de la capital para hacerle un
chequeo médico. "No me veía gorda. Me daba cuenta de que estaba muy flaca pero me decía a mí misma:
'¿A ver si podés estar más flaca?'", contó la argentina.
Cuando los médicos revisaron los resultados de los exámenes de la adolescente, decidieron que
debía ser internada de inmediato en el hospital debido a su bajo peso y lo débil que estaba su cuerpo, que incluso le impedía caminar por sí sola.
Para Delfina fue devastador escuchar la palabra
anorexia por parte de los especialistas, ya que nunca antes había pensado en la posibilidad de que ella sería
víctima de la enfermedad. "Nos abrazamos los tres, mi mamá, mi papá y yo, y lloramos. Nunca habíamos llorado así los tres juntos", señaló Carle.
Sin embargo, al parecer el episodio familiar no le habría servido para comenzar su propio camino de recuperación, ya que durante los primeros días en el hospital empezó a
averiguar en internet más acerca de la anorexia y se encontró con varios sitios en que mujeres con la misma enfermedad incentivaban a dejar de comer.
"Pensaba, 'si soy anoréxica esto es lo que tengo que hacer, sino no lo soy'", contó Delfina, agregando que durante ese tiempo dejó de comer por lo que en pocos días
llegó a pesar 35 kilogramos. "Me llevaban al baño en silla de ruedas", aseguró.
Producto de la debilidad de su cuerpo y el mal estado de salud en que se encontraba, en el centro decidieron introducirle
una sonda desde su nariz para alimentarla, algo que días después le provocó
uno de los sustos más grandes de su vida.
"Una mañana desperté desesperada, no podía respirar. Pensé
'bueno hasta acá llegué'", su madre, quien estaba con ella en ese momento, rápidamente pidió ayuda a un equipo de doctores que se encontraban en el pasillo, los que descubrieron que la sonda se había doblado y
el líquido estaba dentro de sus pulmones. "Cuando me la sacaron me acuerdo que hablaba y me salía sangre de la garganta y de la nariz", señaló Delfina.
El dramático episodio hizo que la joven reaccionara ante la
gravedad de su situación decidiendo no usar más la sonda que la proveía de nutrientes y prometiéndoles a los doctores que desde ese momento
empezaría a comer por sí misma. Después de algunas semanas, los médicos le
dieron el alta, con la condición de que debía continuar su tratamiento con un equipo de psicólogos y otros especialistas que la ayudaran con la
rehabilitación.
La rehabilitación
El nuevo camino
no fue fácil para Delfina, ya que pasó por altos y bajos en su tratamiento, con períodos de estabilidad y
recaídas."Empecé a
tomar laxantes porque sentía que tenía que sacarme todo de adentro, aunque hubiera comido una galleta", contó la joven, afirmando que si la prescripción decía 20 gotas ella ingería 60.
Su madre fue la encargada de revisar y asegurarse que su hija siguiera el tratamiento psiquiátrico tomándose todas las pastillas durante el día. Pero la joven encontró la forma de
engañar a su familia, escondiendo la medicina y la comida en sus pantalones o dándosela a sus perros.
"Cuando iba a la nutricionista
tomaba mucha agua para pesar más o me llenaba de anillos, relojes y pulseras para que no se notara que había vuelto a bajar de peso", relató Delfina, quien en cada recaída se sentía culpable, diciéndose
"no sirvo para nada, estoy haciéndole mal a todos".Según publicó
Infobae, con el tiempo la joven, quien está próxima a cumplir 18 años, comenzó un nuevo proceso de recuperación donde aprendió a
expresar sus sentimientos y enfrentar por lo que estaba pasando. "Antes, el 90 por ciento del día pensaba en comida, el otro 10 en dormir. Ahora cuando viene eso a mi mente salgo, tomo mate, leo, pinto, escucho música, voy a terapia o llamo a alguien que me quiere", afirmó Delfina.
El sábado pasado la joven decidió publicar
su testimonio en su cuenta de Twitter, junto a fotografías de sus perores momentos de anorexia. El tuit se volvió viral con 174 mil likes, 12 mil personas que lo compartieron y cerca de 3.500 comentarios.
"Miro esas fotos y veo a una chica triste, deprimida, una adolescente que se quiere morir. Hoy, aunque no esté del todo conforme con mi cuerpo, lucho.
Lucho y salgo adelante, y cuando me miro en el espejo veo a una chica fuerte. A veces feliz, a veces no tanto, como todos, ¿no?", relató la joven.
Crédito: Delfina Carle / Twitter