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Las historias más sabrosas de los pilotos chilenos que debutan en el Rally Dakar

Un minero que gastó el bono Codelco para que su hijo corriera; un joven sureño que se ha paseado por Yingo; un gerente que corrió toda la prueba el 2009, pero "por fuera"… Son algunos de los desconocidos relatos de los criollos que van por primera vez a la carrera.

02 de Enero de 2013 | 12:36 | Por Manuel Rojas Díaz, Emol

SANTIAGO.- La delegación chilena más grande en la historia de la prueba tendrá el Rally Dakar 2013. Son 39 los corredores chilenos que buscarán levantar los brazos el próximo 19 de enero en la meta frente a La Moneda.


De ellos, 15 debutan en la prueba más extrema del mundo. La mayoría con historias de esfuerzo y valentía por conseguir un objetivo. Acá conozca los relatos más sorprendentes de aquellos criollos que por primera vez levantarán polvo en esta prueba Peruano-Argentina-Chilena.


Con el bono de Codelco


Yamir Ortiz (21 años, motos) cuenta que cuando era pequeño se levantaba muy temprano, de madrugada, para saber del Dakar. Siempre le apasionó la carrera y sabía que su futuro estaba en correrla. Pero tenía un problema. No había dinero para instalar esta enorme fábrica.


Su padre, un minero de Chuquicamata, quiso cumplir el sueño de su hijo. Puso casi el ochenta por ciento del costo de la carrera. ¿Cómo lo hizo? Uno de los principales aportes llegó hace poco. "Mi papá recibió el bono de término de negociación colectiva de Codelco y lo metimos todo en este proyecto. Sin eso no habríamos podido conseguirlo. Son más de 15 millones los que le recibió", cuenta este calameño.


Y como los recursos escasean, su propio padre será su mecánico. Irán solos, sin asistencia y dormirán poco. Una verdadera aventura.


Entre Yingo y las clases con "Chaleco"


Patricio Cabrera, (22, motos) se jacta de ser uno de los pilotos más jóvenes en representar a Chile en este Dakar. Por eso quizás ha sido uno de los más famosos en la previa de la prueba. Chilevisión se subió como uno de sus auspiciadores y ha querido mostrarlo en pantalla. El programa escogido fue el juvenil Yingo.


"Me invitaron para mostrarme, fui a recrear un poco la vista. Ahora falta que me lleven al SQP nomás", resume entre risas este oriundo de Coyhaique.


A tanto ha llegado su fama que otro de sus auspiciadores, Cidef, prometió darle mil dólares por cada etapa terminada. Va a ser tan bueno el pozo acumulado que si llega a La Moneda promete "un asado magallánico para la prensa especializada y a quienes lo apoyaron".


La principal carta de presentación de Cabrera para el Dakar es su profesor. "Hace unos años ‘Chaleco’ López fue a Coyhaique a una exhibición, yo no sabía ni quién era y resulta que gané casi todas las categorías. Habló con mi papá y me trajo a Santiago donde estuve practicando dos años con él. Hasta me inscribió en un colegio de puros deportistas", relata.


Un topo en moto


Alvaro Román, (47, quads) trabajó casi 22 años como topógrafo en el norte del país. Eso, dice, le da una ventaja para correr el Dakar. "Para mí todos estos terrenos son familiares. Me manejo bien con los ángulos, he trabajado toda mi vida con GPS, por eso para mí la navegación no es tan complicada, es lo que mejor tengo, por lo menos no voy a andar perdido", se ríe.


Dice conocer como la palma de su mano todos los terrenos montañosos del norte. "Si estoy en una quebrada, miro para la derecha y está llena de cerros, sé para donde ir, porque voy a saber que no me van a hacer subir un cerro, cosas así", analiza.


Otro dato. En quads es el más longevo, pero no por eso se achica. "Soy cuatro veces campeón de Chile en esta categoría. La idea es no ir a dar pena", lanza, aunque se queja. "En Copiapó estamos lejos de la capital y cuesta más tener apoyo. Acá en la municipalidad me agarraron para el leseo todo el año y al final no me dieron nada. Gracias a unos amigos tengo la asistencia e incluso aún no tengo el equipamiento completo esperando por si alguien a última hora auspicia".


La quinta es la vencida


Axel Heilenkotter (48, motos) lleva cinco años tratando de correr el Dakar. A tanto llega su pasión por la carrera, que en 2009, cuando la prueba debutó en Sudamérica, la corrió toda en su moto, pero sin número, tiempos, ni premios.


"Soy un apasionado de las motos y el primer año que llegó el Rally a este continente, dije ‘no puedo perdérmelo’, entonces con un amigo hicimos toda la ruta, pero por fuera".


¿Cómo es eso? "Nos metíamos en el lote, éramos parte de la caravana, pero sólo en los Enlaces (antes de iniciar el tramo cronometrado). Ahí nos colábamos al lado de Coma, del ‘Chaleco’… Conversábamos con ellos y cuando la mayoría salía de la largada nosotros nos íbamos por fuera, por los caminos normales y los esperábamos en bencineras después de las metas. Hicimos como 15 mil kilómetros así", cuenta orgulloso este gerente de la empresa HP.


Luego, lo siguió intentando e incluso este año estuvo más cerca. "Me conseguí la representación de Sherko en Chile y estuve en Francia. Allá me dijeron si los quería acompañar en el Dakar el 2012 y acepté. Manejé una de las camionetas de asistencia. Hasta que este año me dijeron que por qué no corría yo, y aquí me tienen".


Los amigos de la "contru"


Alvaro Chicharro (52) y Cristián Saenz (41, ambos en buggy) son dos amigos ligados a las empresas de construcción. El primero es constructor inmobiliario y el segundo arquitecto. Pero ambos tenían una pasión en común que los hacía soñar más que el mejor de sus edificios: El rally.


Y se pusieron una meta: Correr el Dakar. Para eso armaron una empresa que los llevara a conseguir su objetivo. "Siempre salíamos a andar en moto como algo más turístico, pero este año nos pusimos la meta de correr el Dakar. Sabíamos que esto era caro así es que armamos un proyecto", dice Saenz.


¿De qué se trataba esta iniciativa? "Lo primero fue fidelizar a empresas amigas. Hicimos clínicas con asados, con posibles auspiciadores, les mostrábamos los buggies y tenían la posibilidad de manejarlos, era todo un evento. Así fuimos consiguiendo los auspicios para correr esta prueba", agrega Saenz orgulloso de haber recaudado todo el dinero para la aventura sólo con empresas que los apoyan.


Chicharro, en tanto, cuenta sobre sus motivaciones. “Corremos en buggy porque es menos físico, es más parecido a un auto, somos amateur y vamos con la idea de terminar la carrera nada más”, así como la mayoría de los nacionales que van a esta dura travesía.

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