Gustavo Cerati - Un Especial de Emol.com
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Fue una crisis de Soda Stereo, un momento de incertidumbre posterior a la grabación de Dynamo (1992), lo que permitió a Cerati iniciar su propia exploración en solitario. Así abrió la puerta a sus inquietudes más personales para fraguar Amor amarillo (1993), un disco con el que pasó del pop y el rock a explorar también en la música electrónica, como ya lo había hecho con Colores santos (1992), su colaboración con Daniel Melero. Un perfil sonoro que se combinaba también con la atmósfera más calma que irradiaba desde su naciente vida familiar —estaba recién casado con Cecilia Amenábar y venía en camino su primer hijo, Benito—, y que de la mano de singles como "Te llevo (para que me lleves)" o "Pulsar", ayudó a que Cerati se impregnara de esa estela de "vanguardia" que lo persiguió hasta el final de la década de los 2000.

El músico nació el 11 de agosto de 1959 en Buenos Aires. Su primera incursión musical fue en un grupo escolar que "tocaba" con palos de escoba en lugar de guitarras. Pero incluso así, Cerati ya destacaba entre el resto. Tenía mala coducta en el colegio y se le recuerda como astuto para mentir. Sin embargo resaltaba como excelente deportista y tenía intereses artísticos: pintaba y dibujaba comics.

La prehistoria musical de Cerati se describe con los discos de The Police, The Cure y David Bowie. En esos tiempos abandonó los palos de escoba para tocar la guitarra en sus grupos escolares Savage, Vozarrón y Triciclo. El cuarto grupo, llamado Soda Stereo, llegó en 1982. Con ellos desarrolló una de las trayectorias más exitosas, que llegó a su fin en 1997, no sin un previa crisis en 1993, precisamente lo que dio pie a sus primeras incursiones en solitario.

Pero aunque Soda estuviera en crisis, se trataba de una institución sólida en el rock de entonces, y la actividad paralela de su líder no iba a alterar la línea. El grupo necesitaba escribir su epílogo, y fue lo que pasó con los discos Sueño stereo (1995) y Confort y música para volar (1996). Alternando guitarras y canciones, Gustavo Cerati sumó después otra actividad musical más, esta vez ciento por ciento electrónica, junto al proyecto chileno-argentino Plan V.

En esa línea continuó tras el fin del grupo, en 1997. A partir de allí Cerati se muestra definitivamente como un artista sin complejos. Se empapó de la electrónica de grupos como Chemical Brothers, Underworld o Prodigy y también de la rave, los clubes y esa figura deificada del DJ. Esas incursiones post-Soda revelaron su función total hacia el final de la década: Fueron de exploración, una forma de impregnarse de nuevos elementos, pero también de transición hacia el gran golpe que daría en 1999, con su nuevo álbum, Bocanada. Fue un disco de singles tan pegadores como "Puente" y "Paseo inmoral", y en el que los condimentos electrónicos y los efectos de pedaleras no perdonaron a ningún corte.

Esa misma línea sería la que mantendría para Siempre es hoy (2002), un álbum recibido con algo menos de entusiasmo por la crítica, pero que se diseminó rápidamente gracias a esa habilidad para hacer melodías recordables e irresistibles. "Cosas imposibles", "Karaoke" y "Artefacto" fueron algunas de las canciones que muchos simplemente no pudieron sacarse de la cabeza.

En 2006, en tanto, tras largas temporadas de efectos, la avanzada del rock y el pop había proclamado su regreso a la guitarra eléctrica y la distorsión, a los golpes secos sobre una caja acústica en lugar de los ritmos programados. Cerati participó del cambio y dio a luz a Ahí vamos, disco potente, eléctrico y con energía suficiente para devorar cualquier prejuicio de origen. A nadie le podía caber ahora la duda: Cerati era un rockstar latino en actividad constante, un permanente flujo de novedades.

Algo de ese sonido se combinó también para dar vida a Fuerza natural, disco de 2009 que sigue las relecturas new wave, con "Déjà vu" como bandera. Arrecian las críticas que lo acusan de ir detrás de las tendencias, pero el argentino hace oídos sordos. Sabe perfectamente qué papel ocupa y cuánto pesa en la música del continente, consolidado en un lugar del que nunca bajó.

Así presentó una línea de vestuario en Chile, y se fue en una nueva gira, para promocionar su último disco. En ese contexto llegó el 15 de mayo de este año, cuando desplegó su show en Caracas, con la potencia y la comunión de siempre. Sin embargo, a poco de terminar no se sintió bien, y fue llevado de urgencia a una clínica de la capital venezolana. Allí le sobrevino el grave accidente cerebro-vascular que hasta hoy lo tiene en coma, y que dejó un nudo en la garganta de todos sus seguidores. A tres meses, su estado no presenta variaciones, pero la esperanza de sus fans por verlo de vuelta sigue latiendo con la misma persistencia de su corazón.

Gustavo Cerati
El artista