Respire profundo e intente bajar sus expectativas, las buenas y las malas. Claro, porque si usted sobrevivió al 2010 y aprendió las lecciones, habrá entendido que sólo ilusionarse no sirve de nada y que más vale ocuparnos de lo que queremos, aceptar los desafíos de la vida, de-sa-pe-gar-se, y fluir con los distintos ritmos y señales del destino, en vez de postergar los cambios que sabemos tenemos que hacer.
Y el 2011 no es tan distinto. Después de varios remezones, este año nos insta a la acción y a concretar tanto los nuevos caminos que deseamos transitar, como la transformación de nuestra actitud frente a la vida, pues las bendiciones de este ciclo no vendrán gratis, nos exigirán dedicación, estar despiertos, adaptarnos y conectarnos con la gratitud.
Nada más pasado de moda este año que quejarse, quedarse en el rol de víctima, ver a los “pesados” como enemigos, o querer sacar pequeñas ventajas. Tampoco se llevará aferrarse a lo conocido, ni obsesionarse o utilizar sólo la razón para moverse. No. Lo que se usa este 2011 es hacerse cargo de lo que nos pasa (sí, nadie externo tiene la culpa, ni el gobierno, ni su familia, ni su jefe; cada uno con lo suyo). Además, tener una mirada integral de la vida, donde entendamos que todo, lo agradable y lo que no, es parte de nuestro crecimiento, y que cada cosa que hacemos, pensamos, decimos y sentimos afecta al planeta entero sí o sí, será el top de tops. ¿O acaso usted cree que nuestras críticas, malos deseos o pesimismo se van al tacho de la basura? Sería práctico, pero no: se propagan, se devuelven. Así que siembre cosas positivas este año y verá los buenos resultados, eso está garantizado.
El 2011 quiere que aprendamos a usar más el corazón, la intuición, el alma, la mente y el cuerpo en conjunto para actuar. Nada de disociarse y desatender los mensajes que vemos o sentimos. Y mucho ojo con el ego, pues ya no estamos para que se nos arranque, pagaremos caro cualquier reacción desmedida.
Con Júpiter y Urano en Aries este año, todo puede acelerarse y habrá desafíos para nuestra impulsividad y rabias, si hacemos bien el trabajo capaz que las domesticamos y logramos usarlas en acciones luminosas. Con este aspecto también podremos presenciar más fenómenos con el fuego, la electricidad, la tecnología, los deportes y las guerras. De nosotros depende qué hacer con este potencial, pues se prevé una primera mitad del año muy delicada y aleccionadora.
Desde sus tronos, Saturno y Plutón se deleitarán haciéndonos trabajar nuestros vínculos de todo tipo y también nuestra relación con el dinero, la estabilidad, el cuerpo y la noble naturaleza. Neptuno, por su parte, sacudirá aguas, emociones y la psiquis colectiva a mediados de año y no habrá flotador que resista el llamado de la nueva espiritualidad que nos exigirá involucrarnos en los cambios planetarios. Este es un año para demostrarle a los astros que estamos creciendo internamente, que tenemos más conciencia.
En definitiva, el 2011 quiere que nos arriesguemos a cambiar, a tomar iniciativas innovadoras, a explorar el mundo interno y externo; nuestra misión será desarrollar más autonomía, junto con espiritualizar nuestros pensamientos y acciones para volvernos seres más sabios, completos, con más alegría y conexión con todo lo que nos rodea.
¡Bienvenidos los crecimientos del 2011!