Si algo quedó claro en Turquía es que Mario Salas no renuncia a sus convicciones. Pese a que fue blanco de críticas por no ceder en su esquema y perjudicar el rendimiento de algunos jugadores como Ángelo Henríquez, finalmente el entrenador demostró que su estilo podía dar resultados. Eso al menos pasó ante Croacia, donde su identidad se notó a cabalidad y Chile jugó su mejor partido del Mundial. Pese a ello, quedó claro que en ocasiones se puede variar un esquema, sin la necesidad de renunciar al ataque, tal como se pudo hacer en algún minuto ante Ghana cuando el resultado era favorable. A lo mejor la historia hubiese sido distinta.
Fue una de las figuras. De los cinco partidos brilló en cuatro y sólo en uno estuvo dubitativo. Le entregó seguridad a una línea defensiva que muchas veces pasó problemas y con sus atajadas fue clave en los partidos de Chile.
Se ganó todos los aplausos, tanto de la hinchada como de sus compañeros y el cuerpo técnico. Ratificó lo que ya había mostrado en el Sudamericano en Argentina.
Fue otro de los que se ganó los aplausos con jerarquía. Cuando Martínez no apareció, él estuvo allí afirmando el mediocampo. Sólido, tranquilo y sencillo. Siempre estuvo para apoyar a sus compañeros. Fue el mejor amigo de los centrales, ya que cuando ellos no llegaban aparecía él. Su nombre no figuraba entre los más importantes de la “Roja”, pero él con un alto nivel se encargó de colocarlo entre los mejores. Hoy incluso tendría ofertas del extranjero.
Ya con el cetro de goleador de la “Roja” se puede decir que cumplió. Si bien fue figura, tal vez pudo dar algo más, aunque lo más importante fue que respondió con lo que se le pedía: Goles. Tal vez le faltó compañía, pero lo que le sobraron fueron ganas. Se enojó cuando no le llegaron balones, pero eso tuvo que ver con sus ganas de anotar, algo que nunca le faltó. Justificó por qué está en la mira de algunos clubes europeos. Sin duda se ganó todos los aplausos.
Es uno de los hombres destacables. Si bien en el último partido ante Ghana no fue el mismo de siempre, en el resto de los encuentros mostró solidez y se desempeñó a gran nivel tanto en tareas defensivas como ofensivas.
Precisamente en labores de ataque sorprendió su despliegue por su sector. En el Mundial se hizo dueño de la banda derecha y se hizo de un nombre entre los mejores de Chile.
En un inicio fue de los más criticados. Todos se preguntaban dónde estaba el volante que brilló en el Sudamericano y el que se ganó un puesto de titular en la U. Eso, hasta que apareció ante Irak. Pese a que Chile perdió, él fue uno de los mejores y ante Croacia mantuvo la tendencia. De desapercibido pasó a ser figura. Afirmó el mediocampo, le dio estabilidad y mejoró el funcionamiento del equipo. Sin duda, fue una de las figuras en Turquía.
Comenzó en el banco de suplentes, pero con la expulsión de Cuevas en el primer partido del Mundial le dieron un lugar en el equipo titular. Y bien que aprovechó su oportunidad. Se ganó con creces el puesto de lateral izquierdo y de ahí nadie más lo movió. Respondió a la perfección y su nivel le dio más seguridad a un sector que se vio inestable en un inicio. Su incorporación fue un plus para el equipo.
El inicio de la cita juvenil comenzó con más dudas que certezas. En los dos primeros encuentros no logró consolidarse y por momentos estuvo inestable, pero ya con el pasar de los duelos agarró la confianza que necesitaba. Respondió como se requería y le dio seguridad a la última línea, más aún cuando se entendió con su compañero Robles. Terminó destacando.
Era un hombre de recambió en el mediocampo y cuando fue requerido respondió. En la fase grupal sumó escasos minutos, pero ante Ghana tuvo la difícil misión de reemplazar a un Martínez que dejó la vara alta. Y lo hizo a gran nivel. Respondió a la confianza del DT y no sólo se dedicó a la marca, también se atrevió en la ofensiva como un agente de peligro. Lo poco que se pudo mostrar, lo hizo a la perfección. También se ganó aplausos.
Si existe un jugador que se ganó el aplauso de todos fue él. Cada vez que entró en la cancha lo dejó todo. Mostró unas ganas increíbles de ser un aporte y siempre entró metido en el juego desde la suplencia. Su velocidad destacó y su valentía de ir a cada pelota le dio reconocimiento. Finalmente su nivel fue alabado por su DT y en el último duelo del Mundial se ganó con autoridad el puesto de titular en la "Roja". Bravo para Bravo.
Jugó siempre fuera de posición y por ello su actuación la mayoría de las veces fue baja. Lejos del área pasó desapercibido, no se encontró con su mejor nivel. Eso hasta los últimos dos duelos. Ya ante Croacia se sintió algo más cómodo cuando se tiró más al centro del ataque y con Ghana coronó su mejor presentación. Figura, dos goles y el jugador que corrió hasta el pitazo final. De manera personal se las arregló para ser un aporte clave y eso bastó para ganarse los aplausos.
Si bien no pudo ser el buen jugador que se mostró en Unión Española, respondió. Llegó a la cita de Turquía a última hora tras la lesión de Ignacio Caroca y estuvo a la altura. Cuando Salas decidió incluirlo hizo lo que pudo en un equipo que se mostró irregular y que no jugó a favor de su buen juego. Pese a que no destacó, su rendimiento cumplió en los minutos que sumó.
Pese a que tuvo chispazos no logró convencer. Seguramente ante Croacia jugó su mejor cotejo, pero no le alcanzó. Las ganas no le faltaron y precisamente esto le pasó la cuenta al momento de cumplir sus tareas. Tarde en los quites, fuera de posición y muy irregular. No logró ser el compañero ideal de Lichnovksy y eso le pasó la cuenta en muchas veces a una última línea de la "Roja" que se vio inestable y vulnerable. Le faltó.
Quedó en deuda. Llegó al Mundial como uno de los nombres más destacados, pero nunca deslumbro. Siempre estuvo apagado y eso le pesó a Chile, ya que no encontró en él el conductor que necesitaba. Se ganó las críticas por su bajo nivel y también por su falta de compañerismo, debido a que cuando pudo habilitar algún jugador prefirió la personal y perdió importantes ocasiones de gol. Reprobó, más aún cuando estaba llamado a ser figura.
No funcionó como lateral y tampoco como extremo en el ataque. Su nivel estuvo muy alejado de lo que realizó en el Sudamericano y lo que le valió ser comprado por el Chelsea.
En defensa no encontró su lugar y en ofensiva le faltó coraje para ser un hombre clave. Por más que mostró intentos sólo quedo en eso. No aprovechó una banda que puedo ser importante para Chile.
Fue otro hombre que no gravitó. Su actuación en el Sudamericano daba para ilusionarse, pero en Turquía le faltó jerarquía. Si bien ante Croacia realizó su mejor partido, cuando entró desde el banco, eso no bastó para los aplausos. Por momentos no se notó que estuvo dentro del campo y eso le afectó a la "Roja". Pudo ser el reemplazante de un bajo Rabello, pero tampoco logró ser el 10 que necesitaba Chile. Reprobó.