Última
crónica breve
17/08/04
Lo
hicimos de nuevo. Gernika volvió a ser bombardeada. Testigos
fueron los cuatro mil vascos que se congregaron para dar inicio a las
fiestas de San Roque. A eso de las nueve de la noche el Alcalde realiza
el chupinazo y todos los asistentes vestidos de pantalón azul,
camisa blanca y pañuelo comienzan a bailar al son de bandas que
se desplazan de la plaza Mercurio a la del Ayuntamiento.
Surge
del horizonte un fuerte sonido que captura a toda la multitud. Todos
alzan sus cabezas para mirar al cielo. El helicóptero aparece
en el cielo, da una vuelta de reconocimiento y queda suspendido en el
aire: lanza los primeros poemas. Los más jóvenes y niños
son los primeros en correr hacia ellos. Pero el bombardeo recién
comenzaba.
Los
sobrevivientes del bombardeo de 1937 aplaudían desde un balcón
al ver como los poemas volaban por los cielos de Gernika y no lograban
tocar el suelo porque eran tomados por las miles de manos que se alzaban.

Al
ruido del helicóptero se unió el de las campanas de la
iglesia mientras continuaban cayendo poemas del cielo. Los poetas chilenos
y vasco eran leídos al mismo tiempo por una muchedumbre que paraban
sus bailes típicos por coger un poema, leerlo y coleccionarlo.
No sólo los niños intercambiaban los poemas repetidos,
los mayores eran los más ávidos por tener los 76 poemas
distintos.
El helicóptero
intenta diversas maniobras para dar en los objetivos definidos. Se mueve
incluso en marcha atrás y modifica su altitud dependiendo del
viento, la velocidad de caída de los poemas y las indicaciones
transmitidas desde tierra. Los miles de poemas se abren en pequeñas
nubes y cubren parte de la plaza de Mercurio y la zona de las escuelas
públicas. Todavía hay suficiente luz. Desde el aire los
poemas tienen un recorrido diagonal y llegan a los techos, los arboles
y la multitud.
Al encenderse los focos de la villa junto a la caída del sol
permitió que los últimos lanzamientos sobre la Plaza del
Ayuntamiento tuvieran una imagen imborrable: cien mil poemas formando
una nube de pequeños destellos recortados contra el cielo azul
oscuro; pequeñas luces intermitentes que caían girando
sobre sí mismas.
Nuestras cámaras registraron todo. Desde el vuelo rasante del
helicóptero que entraba por el mar Cantábrico al igual
que lo hiciera la Legión Cóndor hace 67 años atrás,
la llegada a Gernika desde los aires, la caída de los poemas
y desde el suelo firme la reacción de los vascos dio muestra
de la universalidad del ser humano frente a la belleza. Emoción
en sus rostros y ningún marcalibros en el suelo al igual que
en La Moneda y en Dubrovnik.
Hemos concluido el tercer bombardeo de poemas. Dresden y Nagasaki se
encuentran cada vez más cerca. Ahora nos toca descansar y despedir
estas crónicas agradeciendo a todos los lectores por su apoyo.
En especial a los poetas chilenos y vascos participantes en esta acción
poética, a la delegación del país vasco en Chile,
al Ayuntamiento de Gernika, a Radio Concierto, a Emol, a la Dirección
de Asunto Culturales de la Cancillería, a la Revista Rattapallax
y los poetas de New York, el dream team de EducarChile, a la Fundación
Pablo Neruda, el Consejo de la Cultura, los artistas visuales y poetas
del proyecto Chile al Cosmos y sobre todo a todos nuestros amigos y
amigas, y familias.
Nos vemos en Santiago
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