La sexualidad, culturalmente, ha quedado reducida al acto sexual coital concreto y la posibilidad de que ésta sea satisfactoria ha quedado sujeta a la obtención o no de orgasmos.
Pero esa es una visión muy reduccionista, porque, tal como lo explica el gineco-obstetra y sexólogo, Christian Thomas, la sexualidad comprende la forma cómo cada persona se presenta frente a los demás, abarcando su manera de expresarse, vestirse, actuar y otros.
“Sexualidad viene del latín ‘secare’ que significa seccionar, cortar, separar, por lo tanto, la sexualidad es la forma como yo logro encontrar lo otro que me falta”, señala y de ahí que tenga que ver con la forma como construimos nuestra realidad. “Somos seres sexuados las 24 horas del día”, insiste.
Circunscrita a una relación íntima entre un hombre y una mujer, la sexualidad se entiende como un encuentro voluntario con uno mismo y con el otro para satisfacer un deseo y hay múltiples formas para lograr aquello, como múltiples tipos de deseos.
De ahí que la sexualidad y su satisfacción varíe de acuerdo a la edad de las personas. Mientras en los niños tiene una expresión de autosatisfacción mediante actos mecánicos como succionar el dedo, en la adolescencia se concentra en los genitales a través del descubrimiento y la masturbación. Más adultos, la sexualidad se traduce en el encuentro físico con la otra persona y en la vejez dicho encuentro adquiere más una dimensión emocional.
“Lo que es satisfactorio, entonces, para un adolescente no lo es para un adulto; todo va a depender de la etapa de la vida en que nos encontremos”, grafica Thomas.
Etapas de un encuentro sexual
Los deseos en un encuentro sexual pueden ser variados y su satisfacción ídem. Es así como una caricia, un beso o el coito pueden cumplir con la función de dar satisfacción a un deseo amoroso, mientras que el uso de la fuerza puede satisfacer un deseo sadomasoquista.
El doctor Christian Thomas sostiene que para que se dé el encuentro entre dos, primero se debe dar el encuentro personal, que abarca un conocimiento del propio cuerpo, de su imagen, debilidades y fortalezas, historia y lenguaje. A partir de ello, se da el encuentro con el otro.