La información de Rolls-Royce siempre habla de superlativos. Por eso no extraña que Torsten Müller-Ötvös, gerente general de esta tradicional marca británica, se refiera de manera tan pomposa al Vision Next 100 o 103EX, para los amigos, en su presentación en su estreno en Norteamérica: “Hoy, Rolls-Royce, la marca líder mundial del boato, ha definido el futuro de la movilidad lujosa”.
El modelo fue presentado en el famoso Barker Hangar in Santa Monica, California, por primera vez en suelo estadounidense, aunque ya se lo había visto en Europa a mediados de año con motivo de las celebraciones del centenario de BMW, grupo del que forma parte Rolls-Royce.
El auto es extremadamente futurista y, siguiendo los cánones de personalización que acostumbra esta marca, estaría construido con materiales y procesos que permitirían a sus compradores involucrarse de manera más profunda en su diseño, tamaño y silueta.
Conocido por su código interno 103EX, el conceptual tiene casi 6 metros de largo y 1,6 metros de altura, con lo que demuestra que no sólo de V12 vive el hombre, ya que es completamente eléctrico.
Por lo demás, con esas dimensiones, tiene la longitud de un Phantom de distancia entre ejes extendida de hoy, pero la estatura de los clásicos Rolls de los años 20 del siglo pasado.
Siendo más bien un conceptual “filosófico”; es decir, que pretende materializar más ideas que tecnologías concretas, Rolls-Royce no profundizó mucho en sus cualidades técnicas. Se limitó a señalar que las extrañas llantas están fabricadas a partir de 65 piezas individuales de aluminio y a subrayar la obviedad de que el habitáculo está envuelto en cristal.
La ausencia de volante es lo más llamativo del habitáculo, opulentamente descrito por Rolls-Royce como “el gran santuario”. Esto se explica por la presencia de “Eleanor”, conductora y asistente virtual del auto que le permitiría al usuario matar el tedio de los largos viajes con la diversión provista a través de una enorme pantalla LED.
Eleanor sugeriría rutas, recordaría eventos en la agenda del usuario y respondería a situaciones de emergencia con agilidad. Y, naturalmente, llevaría a los pasajeros de manera completamente autónoma y con seguridad a sus destinos.