En 1955 Chrysler ofreció el Dodge LaFemme en Estados Unidos como automóvil destinado específicamente al público femenino. Era rosado por fuera, rosado por dentro y traía accesorios como un impermeable, sombrero de lluvia, paraguas e incluso una cartera que hacía juego con la decoración del auto.
Fracasó miserablemente, por supuesto. Solo se vendieron 2.500.
Luego, Honda intentó algo parecido en Japón cuando presentó el Fit Ella, que también supuso que por ser rosadito (por dentro y por fuera) y por tener un parabrisas que bloqueaba los rayos ultravioleta que arrugan la piel, encantaría a muchas japonesas. Tampoco le fue bien.
Ahí los fabricantes de autos se dieron cuenta (con estudios de mercado de por medio) que las cosas rosadas, delicadas y finas “pensadas especialmente para ellas”, a las chicas les importaba un bledo.
El problema, más bien, es que los autos en general les importan poco. Es decir, ellas los usan intensamente, qué duda cabe, pero no sienten los mismos apegos emocionales con el auto que los hombres. O les tienen el mismo cariño que un hombre le tendría a un refrigerador.
Prueba de ello es que en 2004 Volvo desarrolló un modelo conceptual llamado YCC, que por estar diseñado por mujeres y tomar en cuenta diversos análisis de consumo, era el prototipo de auto femenino: no tenía capó. Al parecer, el interés visceral y frecuentemente inútil de los hombres por ver el motor no es compartido por las mujeres.
Sí tenía un orificio para repostar bencina y otro para rellenar el agua del lavaparabrisas. Además, estaba diseñado para que los cambios de aceite del motor fuera cada 50.000 km.
En cambio, el YCC tenía un mejor campo visual, un mantenimiento más fácil, pintura de fácil limpieza, ahorraba de combustible y tenía puertas de ala de gaviota de gran tamaño. Además, tenía un zócalo abatible y el asiento del conductor giraba para que la conductora con falda no tuviera que incomodarse levantando las rodillas para salir del auto.
Nunca se fabricó en serie, por cierto, pero Volvo los mostró en todos lados como un auto creado por mujeres, para las mujeres.
decisiones femeninas
Según la consultora JD Power and Associates, las mujeres influyen en un 60% de todas las compras de vehículos nuevos y 53% en usados. De ahí que los fabricantes sigan pendientes de lo que les interesa a ellas de los autos.
Con cifras como esas, Ford o General Motors, entre muchos fabricantes, han establecido grupos de diseñadoras e ingenieras que consideran específicamente las características y atributos de los nuevos productos para satisfacer las necesidades femeninas y evitar problemas que podrían no serlo para sus colegas masculinos.
Algunos fabricantes también han introducido nuevos colores que creen son más atractivos para las compradoras, aunque cualquiera que sea su sexo,
Mientras que los fabricantes de automóviles claramente quieren ganarse a las mujeres, en la mayor parte del mundo, las compradoras de automóviles sólo quieren ser tratadas como un comprador más. Tienen algunos intereses especiales, pero nada extraños: les interesa que el auto consuma poco, que tenga buen maletero, que sea seguro y que tenga una buena dotación tecnológica, pero que no sea abrumadora.
Y en materia de colores, pues a pesar de la diversificación de la oferta de colores en muchas marcas, los estudios realizados por proveedores de pintura como DuPont Automotive, muestran que los colores plata, blanco y negro siguen dominando entre ellas. Mientras, el rosado sigue sin convencerlas.