Actualmente, la mayoría de los vehículos cuentan con este sistema de seguridad electrónico que evita que el automóvil bloquee las ruedas en caso de peligro, impidiendo la pérdida de control de la dirección y de adherencia. De esta manera, entrega un frenado medido y eficaz. Eso es lo que hace el popular freno ABS.
Varios utilizan este nombre para dar a entender que su vehículo cuenta con una gran característica de seguridad, pero pocos saben cómo usarlo.
Básicamente, lo primero que podríamos decir es que se debe pisar el freno hasta el tope y no soltarlo, aunque éste vibre. Justamente es esta última acción la que asusta a los usuarios y los hace quitar el pie del pedal.
Si lo contamos con un ejemplo, sería así: va conduciendo tranquilamente y de pronto se le cruza un peatón (de esos que acostumbran a pasar por dónde les dé la gana) y necesita frenar abruptamente.
Es allí donde debe poner toda su fuerza en el pedal del freno, sin soltarlo, y sentirá que éste comienza a “temblar” (no se preocupe, eso es normal con los frenos ABS). Luego verá que el auto se detiene por completo, sin descontrolarse ni perder la trayectoria.
Según Rodrigo Brito, asesor del área de mecánica de Inacap, “el principal beneficio de este sistema es la seguridad que entrega tanto para el conductor como pasajeros y el entorno”.
Alberto Escobar, de Automóvil Club Chile, comparte esta opinión, argumentando que “es una tecnología que salva vidas y que en nuestro país aún es un elemento de seguridad optativo. En definitiva, un auto con frenos ABS recorta la distancia de frenado y da un optimo control del vehículo en situaciones de riesgo, asegurando estabilidad mientras se frena”.