SANTIAGO.- Su nombre completo era Mercedes Adrienne Ramona Manuela Jellinek. Fue una mujer austriaca, de familia acomodada, hija del comerciante y diplomático Emil Jellinek, uno de los pocos vendedores de autos que son parte de la historia del automóvil. Su nombre trascendería en la historia por designar una de las marcas de autos más conocidas del mundo.
Cuenta la leyenda que Jellinek, fanático del automovilismo, acudió a competir a la Semana de Carreras de Niza, en la Riviera Francesa, con su Daimler Phoenix. Los autos se tenían que inscribir en la línea de partida, así que uno de los jueces se acercó para preguntar a Jellinek qué marca era el suyo. El austriaco, que competía con un auto alemán, se turbó.
Esto pasaba a fines de marzo de 1899 y por entonces las relaciones franco-germanas no eran nada buenas, así que decir que su auto era alemán (y él austriaco), no sería bien visto. Entonces recordó a su hija e inventó que su auto era un “Monsieur Mercedes” totalmente francés, seudónimo con el que corrió y ganó.
Así fue que el automóvil Mercedes empezó a ser famoso, aunque en realidad aquél auto ganador era un Daimler Phoenix.
¿Quién fue Mercedes?
Nació el 16 de septiembre de 1889, su madre Rachel Goggmann, falleció y viudo, Jellinek volvió a casarse. Sin embargo, Mercedes, de pelo castaño y ojos verdes, estuvo muy unida a él. La familia poseía fortuna, vivía en la Costa Azul y tenía yates de lujo.
A veces viajaba a Cannstatt con su padre para visitar a Gottlieb Daimler (uno de los inventores del automóvil), con quien Jellinek tenía negocios.
En 1909 se casa con el barón Karl von Schlosser, una alianza que le da título nobiliario. En 1912 nace Elfriede, su primer hijo y en 1916, el otro: Hans-Peter.
Por desgracia, su padre Emil fue acusado de espionaje por el gobierno de Francia durante la Primera Guerra Mundial, cayó en desgracia y terminó en la ruina. Falleció el 21 de enero de 1918.
Mientras, la vida de Mercedes era monótona y aburrida. Para hacerla más entretenida en 1923 abandonó su familia y se escapó con un escultor, el barón Rudolf Weigl. Por desgracia, estaba enfermo y murió de tuberculosis poco después.
El 29 de febrero de 1929, la baronesa Mercedes von Weigl felleció en Viena, antes de cumplir los 40 años.