SANTIAGO.- El domingo 10 de diciembre a las 8 de la mañana partió el desafío del Eolian Fénix, auto solar creado por un grupo de estudiantes de la Universidad de Chile. Recorrer más de dos mil kilómetros de Santiago a Arica fue el reto que se autoimpusieron los creadores del vehículo que cuenta con el apoyo de distintas empresas y de la casa de estudios.
A cinco días de emprender el rumbo, el encargado de Ingeniería del proyecto, Juan Pablo Zapater, hace un recuento de la travesía y comenta con Emol las principales dificultades que han enfrentado en el camino.
“El primer día hicimos 300 kilómetros y nos detuvimos en una parada de camioneros. En esa jornada el auto se comportó bastante bien, no tuvimos problemas”, comenzó relatando el joven.
En el segundo día, prosiguió Zapater, “llegamos a La Serena y en ese lugar nos tocó tiempo nublado. Se nos complicó un poco debido al clima, por lo que anduvimos menos de lo que teníamos pensado”.
Desde el norte del país, el joven reconoce que las nubes terminaron por pasarle la cuenta el Eolian Fénix. “En La Serena estaba pronosticado que no saliera el sol en todo el día, entonces tuvimos que remolcar 100 kilómetros hacia el norte. Y como estamos un poco apretados por el tema de presupuesto, tuvimos que saltarnos esos kilómetros”, indicó.
Después de mover el auto con apoyo de otro vehículo, el sol volvió a brillar para los estudiantes de la Universidad de Chile y el Eolian Fénix. “Una vez remolcado, llegamos a Copiapó y luego a Chañaral. En ese tramo anduvimos todos los kilómetros en el auto”.
El grupo a cargo del proyecto estima arribar a Arica entre el domingo o lunes.
El clima y algunos desperfectos mecánicos
Según relató Juan Pablo Zapater, el clima fue el gran enemigo del Eolian y de la planificación del viaje. “Nuestra idea era hacer el trayecto sólo con energía solar, por lo que aparte de los paneles del auto, tenemos unos paneles externos que llevamos en una camioneta para cargar el auto más rápido”, dijo.
Sin embargo, las nubes obligaron a remolcar el vehículo para romper el programa.
Pero ese no fue el único inconveniente que tuvieron que sortear. Además, pero en menor escala, unas fallas mecánicas también los obligaron a detenerse durante algunas horas. No obstante lograron subsanarlas.
El cansancio pasa la cuenta
Los jóvenes a cargo del viaje del Eolian al norte también han mostrado el cansancio acumulado. “Dormimos sólo cinco o seis horas y partimos el día a las siete de la mañana. Después terminamos a las nueve de la noche”, sentenció.
Sobre el trabajo de grupo, Zapater afirmó que “hemos andado bien, tenemos reuniones de coordinación para que no existan dificultades, así que nos organizamos bien”.
“Pero ahora está pasando un poco la cuenta el cansancio, porque dormimos muy poco”, finalizó.