Los experimentos consistían en que humanos y monos inhalaran gases de motores.
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SANTIAGO.- Un fuerte escándalo enfrenta la industria automotriz alemana luego que varias empresas fueran acusadas de haber financiado experimentos en los que se hizo inhalar gases emitidos por motores diésel a monos y a seres humanos.
Según informan distintos medios alemanes, el propósito de esta acción es determinar los efectos que los gases tienen sobre el sistema respiratorio y sobre la circulación sanguínea.
Las investigaciones con monos ya habían generado algunas reacciones y este lunes medios como el Stuttgarter Zeitung hablan de experimentos similares con seres humanos.
El Gobierno alemán criticó duramente los experimentos y dijo que no tenían ninguna justificación ética ni científica.
"No tienen ninguna justificación ética ni científica y obliga a formular preguntas críticas a todos los responsables", dijo el portavoz del Gobierno, Steffen Seibert.
"Lo que tienen que hacer los fabricantes de automóviles con las emisiones es reducirlas y no pretender demostrar que no son dañinas con ayuda de experimentos con monos y hasta con seres humanos", agregó.
Experimentos con monos
Las investigaciones habrían sido encargadas por la Asociación Europea de Estudios sobre la Salud y el Medio Ambiente en el Transporte (EUGT, por sus siglas en alemán), entidad fundada por los consorcios automovilísticos Volkswagen, Daimler y BMW.
Las primeras publicaciones al respecto de los medios se concentraron en los experimentos con monos que la EUGT encargó en 2013 al laboratorio Lovelace Biomedical de Alburqueque (EEUU).
Los experimentos se realizaron en 2015 y un directivo de Volkswagen, actualmente detenido en EEUU por el escándalo de manipulación de datos de emisiones, habría llevado personalmente un VW Beatle al laboratorio.
Las emisiones del coche fueron conducidas a una pequeña habitación donde se habían encerrado diez monos.
También se buscaba experimentar con humanos
Ahora, los mismos medios informan que la EUGT también encargó investigaciones en las que seres humanos debían ser sometidos a inhalar dióxido de nitrógeno (NO2).
El propósito de los experimentos era mostrar que con los progresos técnicos las emisiones de motores diésel no tenían mayores implicaciones sobre la salud de los ciudadanos.
El primer ministro del estado federado de Baja Sajonia (norte de Alemania), Stephan Weil, calificó de "absurdos y repugnantes" los experimentos.