BERLÍN.- La justicia alemana dispuso nuevos allanamientos a las dependencias de la empresa Audi y la residencia particular de algunos empleados o ex empleados de la firma, filial del grupo Volkswagen, en busca de nuevos antecedentes que confirmen o descarten la posibilidad que estos manipularan los informes de las emisiones de gases contaminantes en alrededor de 210.000 vehículos diésel.
Miembros de la fiscalía y de la policía de los Estados regionales de Baviera y de Baden-Wurtemberg concretaron este martes la diligencia en las ciudades de Ingoldstadt y Neckarsulm, en el sur del país, anunció la fiscalía de Munich.
Los investigadores intentan establecer si la marca de los anillos instaló en los vehículos un programa utilizado para "manipular las emisiones de los motores diésel 3 litros V6 destinados al mercado europeo", tal como lo hizo Volkswagen.
Por su parte, un portavoz de la compañía se limitó a asegurar que "cooperamos con las autoridades" en las diligencias realizadas esta jornada.
La justicia alemana investiga sobre sospechas de fraude y publicidad engañosa con respecto a 210.000 coches diésel que salieron al mercado desde 2009 en Europa y en Estados Unidos. En la fase estadounidense de las investigaciones, la fiscalía de Munich sospecha de 14 personas.
Al respecto, el portavoz de la firma aclaró que a la fecha "ninguno (de los sospechosos) es miembro o fue miembro del directorio de Audi".
La justicia, que intenta determinar las responsabilidades en el caso, allanó en marzo del año pasado las oficinas de Audi y su sede de Ingoldstadt. Las diligencias se reactivaron el pasado mes de enero cuando la fiscalía de Munich ordenó el allanamiento de seis departamentos privados de "empleados o ex empleados" de Audi en busca de nuevos antecedentes.
Dos empleados de Audi fueron detenidos los últimos meses. Un ex responsable de desarrollo de motores sigue en detención provisoria, mientras que un ingeniero fue liberado en noviembre.
A fines de 2015 el grupo Volkswagen, que controla Porsche y Audi, reconoció haber instalado programas para manipular las emisiones de gases en 11 millones de coches diésel, de los cuales unos 600.000 en Estados Unidos.