SANTIAGO.- La historia cuenta que cuando el actor estadounidense James Dean, ícono del cine de los años 50, compró un exclusivo Porsche 550 Spyder se encontró con su colega Alec Guinness -Obi-Wan Kenobi en Star Wars- , quien le advirtió que si manejaba ese automóvil terminaría muerto en menos de una semana.
Siete días después de esa conversación el prometedor actor estadounidense murió al protagonizar un devastador accidente de tránsito en California al impactar el deportivo contra un Ford de 1950.
El propio Guiness recordó años después esa conversación que se dio en un estacionamiento de un restaurante en California. "Fue una de esas cosas raras. Fue una experiencia muy, muy extraña y espeluznante. También me gustaba mucho (Dean). Me hubiera encantado haberlo conocido más", dijo el actor ganador de dos Premios Óscar.
El “Little Bastard”
James Dean siempre fue un gran amante de los vehículos deportivos y no solo era reconocido como un buen actor, sino también como un excelente piloto.
Tras el rodaje de la cinta “Gigante”, la joven promesa de Hollywood vendió su Porsche 356 para comprar el exclusivo y muy costoso Porsche 550 Spyder del cual sólo se fabricaron 90 unidades.
El auto fue apodado como “Little Bastard” por un compañero de Dean, quizá por su intimidante relación de peso y potencia o su comportamiento en carretera que exigía manos hábiles tras el volante.
Con un motor 1.5 Boxer con doble carburación, este liviano y garboso vehículo alcanzaba 110 CV que le permitían llegar a los 225 km/h, una velocidad casi impensada para un vehículo de calle durante esos años.
El 30 de septiembre de 1955, siete días después de comprar el vehículo, el actor junto al ingeniero automotriz y piloto alemán, Rolf Weutherich, conducía a una carrera que se disputaría en las cercanías de la localidad de Salinas en California.
Durante el trayecto un policía de tránsito lo detuvo por exceso de velocidad. No lo multó, pero le advirtió que no presionara el acelerador más de la cuenta.
En la intersección de las rutas 446 y 41 el Porsche 550 Spyder impactó violentamente un Ford Tudor de 1950 que era conducido por un estudiante. James Dean murió camino al War Memorial Hospital, mientras que su acompañante sobrevivió con algunas heridas.
La carrocería del deportivo quedó completamente destruida, aún cuando algunas piezas se pudieron rescatar siendo vendidas por USD 2.500 a George Barris, quien no sabía de la “maldición” del auto.
Eso hasta que quiso bajarlo de la grúa, momento en que las cuerdas se rompieron y lo que quedaba del auto golpeó a un mecánico quebrándole sus piernas.
Otras piezas del vehículo fueron vendidas a algunos amantes de la velocidad que las utilizaron para potenciar o reparar sus autos. Varios de ellos resultaron muertos o heridos en accidentes de tránsito.
Con el tiempo los restos del auto fueron usados por la autoridad en exposiciones de seguridad vial hasta que se perdió su rastro, aumentando aún más la leyenda de este ya mítico deportivo Porsche 550 Spyder con el número 130 dibujado en su capó.
