Planta central de Volkswagen.
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ALEMANIA.- Por encargo de su junta directiva, la automotriz alemana Volkswagen instaurará un catálogo de buena conducta entre sus empleados como respuesta al reciente escándalo que vinculaba a la compañía con el uso de seres humanos y monos en experimentos científicos sobre escapes de gases.
Fuentes de la empresa citadas por el medio Bild explica que en base a este manual, los empleados del fabricante de automóviles deberán comprobar en el futuro si sus decisiones, también aquellas de carácter moral, se toman de acuerdo a la cultura empresarial de Volkswagen.
Bild apunta asimismo que el gigante automotor está en la actualidad revisando todos los proyectos de investigación que promueve. Al día de hoy, Volkswagen mantiene unas 1.700 colaboraciones con más de 300 universidades e institutos científicos en una treintena de países.
Cuando aún no se había recuperado del gran escándalo de 2015, momento en que Volkswagen admitía haber manipulado el software de más de 11 millones de automóviles en el mundo para simular emisiones de gases contaminantes por debajo del límite permitido, en enero de este año el sector automovilístico alemán se vio sacudido de nuevo por la polémica.
Los cimientos de la considerada joya de la corona de la economía alemana volvieron a temblar después de que la prensa revelara que Daimler, Volkswagen y BMW participaron en experimentos con monos y con seres humanos, haciéndolos inhalar dióxido de nitrógeno (NO2) en diferentes concentraciones.
Se trataba de experimentos realizados por la Asociación Europea de Investigación para el Medio Ambiente y la Salud en el Sector del Transporte (EUGT), un centro de investigaciones financiado por las automotrices alemanas Volkswagen, BMW y Daimler (fabricante de Mercedes), que fue disuelta en 2017.
En uno de los ensayos, realizado en dependencias de la Universidad Técnica de Aquisgrán, en Alemania, 25 personas sanas inhalaron durante horas distintas concentraciones de dióxido de nitrógeno, un gas que irrita las vías respiratorias y que procede principalmente de los tubos de escape de los vehículos. El escándalo obligó a los fabricantes a depurar responsabilidades. Daimler despidió a la persona que representaba a la compañía en la EUGT. Su competidora Volkswagen fue más allá y anunció que suspenderá a uno de sus máximos ejecutivos, el apoderado general Thomas Steg.