La historia del “Pequeño Bastardo” es quizá una de las más conocidas, ya que lamentablemente involucra la muerte del joven actor estadounidense James Dean a los 24 años de edad. El auto era una de las 90 unidades que se fabricaron del veloz Porsche 550 Spyder que Dean compró dado su gusto por la velocidad y las carreras.
A poco de haber recibió el auto, el actor se encontró con su colega Alec Guinness -Obi Wan Kenobi en Star Wars- , quien tras observarlo le advirtió que si manejaba ese automóvil terminaría muerto en menos de una semana. Siete días después de aquella conversación James Deam moría al protagonizar un violento accidente de tránsito a bordo del deportivo.
La historia va más allá, ya que quienes usaron las piezas del auto como repuesto también sufrieron rachas de mala suerte que se tradujeron en graves accidentes. Fue el caso del famoso restaurador George Barris, conocido por crear el primer batimovil de la historia, quien adquirió los restos del auto para mostrarlo en distintas partes del país. En la gira, dice la historia, se contabilizaron casi una decena de accidentes arrojando como saldo ocho heridos de gravedad y cuatro muertes.
Otra historia de autos malditos afectó al propio Ettore Bugatti, creador de la reconocida marca automotriz italo-francesa. Una noche Etton tuvo un sueño premonitorio donde veía un fatal accidente protagonizado por su hijo Jean (en la foto) mientras conducía un modelo que tenía inscrito el número IX en su carrocería.
Al día siguiente de aquella pesadilla, Jean debía probar un prototipo del Bugatti Type 57 Tank, un modelo que derivó del ganador de Le Mans de 1939. Para horror de Etton observó que el auto tenía el nueve romano dibujado en su carrocería ante lo cual ordenó inmediatamente borrar esos caracteres y reemplazarlo por el XI.
Pese al esfuerzo, su hijo murió cuando impactó un árbol a unos 200 kilómetros por hora al intentar esquivar a un cartero que se cruzó por la vía. De ahí en más todo fue mala suerte para Etton quien debió enfrentar la quiebra de su empresa y comlpicados juicios. El creador de la marca Bugatti murió mientras visitaba su vieja fábrica donde había construido sus reconocidos autos azules.
Hay muchas historias que se tejen en torno a la llamada Gran Guerra, cuyo detonante se registró el 28 de junio de 1914 con el asesinato en Sarajevo del archiduque Francisco Fernando de Austria, quien viajaba a bordo de un Gräf&Stift Double Phaeton, un auto cuya mala reputación comenzó precisamente ese día, ya que muchas personas que posteriormente estuvieron relacionadas con el vehículo acabaron gravemente heridas o muertas.
Los relatos de aquellos años indican que tras el magnicidio, dicho auto protagonizó seis accidentes viales que terminaron con la vida de 13 personas, sin contar otras tantas heridas. Luego de este nefasto récord el auto fue dejado en el Museo de Historia de Viena donde su mala fama siguió en aumento ya que fue uno de los pocos objetos que “sobrevivieron” sin ningún rasguño a los destructivos bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, aumentando así los rumores sobre su maldición. Demás está decir que nadie se ha atrevido a manejar ese auto que aún se exhibe en el museo de la capital de Austria.
Isidora Duncan fue una bailarina y coreógrafa reconocida como la creadora de la llamada “Danza Moderna”. Vivió a inicios de 1900 y si bien muchas veces se transportaba en elegantes autos descapotables por la capital francesa, lo cierto es que siempre dijo que moriría a causa de estas máquinas.
La vanguardista mujer odiaba los autos desde el día en que sus dos hijos fallecieron en un accidente de tránsito luego que el vehículo que manejaba su niñera cayó al río Sena en París. Desde ese momento la artista no paraba de hablar de la “maldición de las máquinas” y no ocultaba su rechazo a ese medio de transporte.
Cuando ya tenía 50 años de edad, la artista salió de paseo con su novio italiano en un modesto Amilcar GS de 1924 y se despidió, dice la leyenda, con el siguiente mensaje: “Adiós amigos míos, me voy a la gloria”. Horas después, el largo echarpe que llevaba envuelto alrededor de su cuello se enganchó con los rayos de la rueda trasera. El fuerte tirón rompió su cuello y la mujer falleció al instante. El trágico desenlace ocurrió el 14 de septiembre de 1927 en la ciudad de Niza.
En el obituario publicado en el diario New York Times el 15 de septiembre de 1927 podía leerse lo siguiente: “El automóvil iba a toda velocidad cuando la estola de fuerte seda que ceñía su cuello empezó a enrollarse alrededor de la rueda, arrastrando a la señora Duncan con una fuerza terrible, lo que provocó que saliese despedida por un costado del vehículo y se precipitase sobre la calzada de adoquines. Así fue arrastrada varias decenas de metros antes de que el conductor, alertado por los gritos, consiguiese detener el automóvil. Se obtuvo auxilio médico, pero se constató que Isadora Duncan ya había fallecido por estrangulamiento, y que sucedió de forma casi instantánea”.
Jayne Mansfield fue una actriz, cantante y modelo de Estados Unidos reconocida por su exuberante belleza y su inteligencia que fue medida en un cociente intelectual de 163. Quizá fue precisamente esa característica la que la llevó a conocer y entablar amistad con Anton LeVey, escritor y músico, pero conocido por ser el fundador de la Iglesia de Satán. Un día la joven actriz le presentó al “líder religioso” a su nuevo novio, un joven abogado llamado Sam Brody, quien se rió de las creencias de LeVey, quien molesto por las burlas le lanzó una terrorífica maldición: “Esta noche has firmado tu sentencia de muerte. Desde este momento estás maldito y yo te anuncio que morirás este mismo año”.
Acto seguido el fundador de la Iglesia de Satán le advirtió a la joven que se alejara del abogado ya que la maldición también afectaría a quienes estuvieran cerca del hombre. El 28 de junio de 1967 la actriz, sus tres hijos y su novio subieron a un enorme Buick Electra del 66 con destino a Nueva Orleans conducido por un chofer profesional. A poco andar el auto impactó de frente con un camión de fumigaciones. El piloto, el abogado y Jayne Mansfield murieron al instante. Sus tres hijo que iban en la parte posterior del vehículo sobrevivieron al accidente. Uno de ellos es Mariska Hargitay, reconocida actriz y protagonista de la popular serie Ley y Orden.
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