SANTIAGO.- Cuando a principio de año se presentó el denominado “halo de seguridad” en los autos de la Fórmula Uno se generó un fuerte debate entre quienes argumentaban que la estructura quitaba visibilidad y cambiaba la estética del vehículo. Sin embargo el duro accidente de Fernando Alonso en el GP de Bélgica el fin de semana pasado demostró la efectividad del nuevo elemento, salvando al piloto español y a Charles Leclerc de sufrir lesiones de gravedad.
El dramático accidente se registró durante la primera vuelta de la carrera en la que el auto McLaren de Alonso se elevó en el aire y pasó sobre Leclerc. Pese a la magnitud del siniestro, ambos pilotos resultaron ilesos aunque quedaron fuera de competencia.
“No sé cómo habríamos terminado sin el halo de seguridad. Estoy feliz de que haya estado en nuestros autos. Todo sucedió muy rápido, sentí el impacto (...) y tuve suerte”, dijo el piloto de 20 años Charles Leclerc.
La Federación Internacional del Automóvil (FIA) hizo obligatorio el dispositivo de protección para la cabeza de los pilotos en todos los autos de Fórmula Uno a inicios de 2018 a fin de proteger a los deportistas de impactos potencialmente mortales como neumáticos sueltos que se disparan a alta velocidad, restos de otros vehículos y, en este caso, un auto que vuela por encima de otro.
La FIA ha estado buscando formas de mejorar la protección de la cabina y limitar el riesgo de lesiones en la cabeza después de que el piloto francés de F1 Jules Bianchi, amigo cercano de Leclerc, muriera en julio de 2015 y el piloto de IndyCar, Justin Wilson, falleciera un mes después.