SANTIAGO.- La industria automotriz europea dudó de que se puedan alcanzar los objetivos climáticos establecidos para el año 2021 y exigió que se reduzcan las metas para el período 2021-2030 según informó el secretario general de la Asociación de Constructores Europeos de Automóviles (ACEA), Erik Jonnaert.
"En nuestro sector existe una gran preocupación por si podemos alcanzar el objetivo para 2021. Va a ser complicado", dijo Jonnaert en Bruselas. También por esta razón, los objetivos a largo plazo deben seguir siendo "realistas", subrayó.
Desde 2009 rige en la Unión Europea una norma que obliga a los fabricantes a reducir las emisiones de dióxido de carbono de los automóviles nuevos como promedio a un máximo de 95 gramos por kilómetro.
Sin embargo el nivel de las emisiones fue en 2017 de 118,5 gramos, con una ligera tendencia al alza. "Pese a los esfuerzos que hemos realizado los fabricantes, las emisiones de dióxido de carbono están aumentado por primera vez", confirmó Jonnaert.
Aun así los fabricantes están haciendo todo lo posible para alcanzar los objetivos, aseguró el secretario general de la ACEA, porque de lo contrario tendrán que pagar elevadas multas.
En ese sentido Jonnaert rechazó los planes de la Comisión Europea de obligar a los fabricantes a reducir las emisiones de dióxido de carbono en otro 30 por ciento en el período 2021-2030. En su opinión, solo una reducción del 20 por ciento es realista.
Impacto en el empleo
Además, los fabricantes de automóviles estimaron que la Comisión Europea subestimó el impacto que tendrían estas medidas en los puestos de trabajo del sector, los que se verían fuertemente afectados ante un desarrollo acelerado en la producción de coches cero emisiones.
Según explicaron “los vehículos eléctricos que funcionan totalmente con baterías requieren menos mano de obra que los vehículos con motor de combustión interna", por lo que apurar su desarrollo implicará un alto nivel de cesantía.
De esta manera los fabricantes del Viejo Continente rechazan las medidas estrella del paquete de "Movilidad Limpia" que presentó la Comisión Europea en noviembre de 2017 y donde se plantea imponer una reducción del 30% de media de las emisiones de CO2 en los vehículos de particulares antes de 2030.
