SANTIAGO.- Finalmente Donald Trump tiene su propia limusina presidencial la que llegó con 20 meses y 4 días de retraso desde su juramento como mandatario de los Estados Unidos.
En todo este periodo, el líder del país del norte ha debido usar el auto presidencial dejado por su antecesor Barack Obama a la espera que General Motors terminara de fabricar este impresionante vehículo apodado la “Bestia”, nombre heredado desde el coche que transportaba al presidente George W. Bush, de hecho esta es la tercera generación de la “Bestia”.
Y cómo no llamar de esa manera a las limusinas presidenciales de Estados Unidos si se estima que esta pesa alrededor de nueve toneladas y es capaz de soportar ataques con explosivos y otras armas de grueso calibre.
Pese a que el Servicio Secreto ha sido extremadamente hermético al momento de dar algunas especificaciones sobre esta nueva limusina se sabe que se ordenó la construcción de 15 unidades, cada una avaluada en alrededor 1.5 millones de dólares.
El poderoso vehículo, que ha simple vista es una combinación entre los Cadillac CT6 y Escalade, mantiene el diseño 2 + 3 + 2 de la Bestia anterior dejada por Obama y su chasis comienza de la misma manera que la de un camión pesado General Motors.
En su interior existe un compartimento especial para guardar bolsas con sangre que coincide con el tipo del presidente para ser usadas en cada de emergencia. Además posee un suministro de oxigeno en caso de sufrir ataques químicos.
Demás está comentar que también guarda un pequeño pero poderoso arsenal de armas, entre ellas un lanzador de gases lacrimógenos y un lanza cohetes.
Esta nueva limusina reemplaza a la última actualización de la “Bestia” registrada en 2009 durante la administración de Obama y si bien no se anunció su llegada a la Casa Blanca, el pasado domingo hizo su estreno en sociedad en la ciudad de Nueva York donde fue visto el nuevo auto presidencial en una actividad de Trump en las instalaciones de las Naciones Unidas.