SANTIAGO.- Para nadie es desconocido el gusto que tenía el actor estadounidense Steve McQueen por los autos y la velocidad. De ahí que para los coleccionistas y “buscadores de tesoros” fue toda una noticia el hallazgo del último auto manejado por el icónico artista en el rodaje de una película antes de fallecer prematuramente de cáncer el 7 de noviembre 1980, a la edad de 50 años.
Hablamos de un Pontiac Trans Am usado en la cinta “The Hunter” (El Implacable), la última producción que la estrella de Hollywood alcanzó a completar antes de morir y donde interpretó al cazarrecompensas que existió en la vida real, Ralph “Papa” Thorson.
En la cinta, el auto tuvo un papel más bien secundario y termina “estallando” tras una escena de persecución en una granja.
TA #1 y TA #2
Se trataba de un Pontiac Trans Am de 1979 que tenía un motor 6.6 V8 con cambio automático de tres velocidades y que ofrecía 188 CV, propio de los autos “nacidos” entre la primera y segunda crisis del petróleo de los años 70.
En “The Hunter” el auto termina en llamas al explotar con dinamita, pero lo cierto es que se trataba de la segunda unidad dispuesta para el rodaje (TA #2, como se le denominaba), ya que General Motors proporcionó dos vehículos a Paramount Pictures para la grabación de la cinta.
Ambos coches eran transportados durante la grabación por un remolque GMC propiedad de Harold McQueen (sin relación con el actor) quien al terminar el rodaje se quedó con la unidad TA #1 luego que Paramount le propusiera pagar sus servicios con el vehículo, mientras que el TA #2 terminó siendo convertido en chatarra luego de la explosión.
Así las cosas, Harold McQueen decidió quedarse con el coche, ya que era fanático del actor de Hollywood, y guardarlo para, algún día, restaurarlo.
Lo cierto es que el auto quedó “guardado en un granero” por 39 años hasta que este 2018 fue descubierto, oportunidad donde se comprobó su precario estado, ya que aún cuando no estuvo a la intemperie le faltaban varias piezas que retiró en su momento el equipo de producción de la película. No obstante, aún conserva restos de la jaula de seguridad que se instaló para algunas escenas del filme.
Ahora el Trans Am está en manos de Calvin Riggs, que tiene un negocio de restauración -especializado en estos modelos- y, según dijo, no está a la venta hasta que “sea vuelto a la vida”.
El trabajo no es una empresa fácil, ya que las reparaciones no solo se limitarán a los daños ocasionados por el paso del tiempo, sino también se deben corregir las transformaciones hechas durante el rodaje de la película. No obstante, el lado positivo es que se trata de un auto prácticamente nuevo con casi 40 años de edad pero con tan solo 2 mil kilómetros recorridos.
Del interior no se puede aprovechar prácticamente nada dijeron los encargados de la restauración, quienes además destacaron que la autenticidad del coche está fuera de toda duda.
Llama la atención que General Motors antes de entregar el Pontiac Trans Am para la grabación de la película borró el número de bastidor (VIN) del salpicadero, ya que el compromiso con Paramount era que este auto no llegara al mercado.