El Cadillac Series 62 Convertible Coupe de 1947 es considerado como uno de los autos más lujosos que se fabricaron en Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial.
Esta versión de la Serie 62 (1940-1964) llama especialmente la atención por algunos detalles bastante avanzados para la época como lo son su sistema de alzavidrios y techo retráctil eléctrico Hydra-Matic.
Su motor era un V8 de 5.7 litros que ofrecía una potencia de 150 HP a 3.400 rpm. El bloque estaba asociado además a una caja de cambios automática de tres marchas.
Tan solo acceder a uno de estos impresionantes automóviles era un privilegio reservado solo para millonarios o famosos, ya que la escasez de materiales como resultado del conflicto bélico aún golpeaba a los fabricantes.
De hecho, en 1947 Cadillac no pudo responder a unos 96 mil pedidos de clientes y cada auto que fabricó ese año (61.926 unidades) ya estaba vendido antes de salir de la línea de producción.
Máxima exclusividad
De ahí que encontrarse con uno de estos autos es todo un privilegio, especialmente en Chile donde solo se conoce de la existencia de una unidad, al menos restaurada como esta.
Su propietario es Claudio Herrmann quien, medio en serio y medio en broma, no deja de maravillarse por su bello diseño y lamentar su muy complicada conducción dado el poco rango de giro que presenta, su enorme tamaño y su anticuada dirección que obliga a girar su pesado volante en varias oportunidades antes que poder torcer sus ruedas.
¿Qué es lo que más le gusta de este auto?
“Que te miran mucho, nada más porque trata de manejarlo. Es duro como palo”, dice entre risas ante la pregunta.
Restaurado gracias a un experto
Recuerda que el auto lo compró hace ya varias décadas, tiempo que estuvo abandonado en un galpón. Añade que justo antes de venderlo como chatarra un amigo del Club de Autos Antiguos de Chile lo convenció de intentar restaurarlo dado su elegante diseño.
“El auto lo encontré prácticamente botado en una chatarrería hace unos 40 años y desde ahí estuvo tirado en el terreno de una fábrica que yo tuve. Hace alrededor de ocho años me ayudó mi amigo Ricardo Bruchfeld a restaurarlo. Nos demoramos cinco años pero lo pudimos hacer”, comenta mientras muestra su auto clásico.
Claudio Herrmann añade que volver a la vida un auto de este tipo requiere de mucha paciencia ya que sus repuestos se tenían que buscar en el extranjero y es muy fácil cometer errores o simplemente ser estafado.
“Ricardo me ayudó y encontramos al hombre que tiene más repuestos de Cadillac en Las Vegas (EE.UU.) y así fuimos encontrando de a poco los repuestos (...) Sin Ricardo no podría haberlo hecho. El ha restaurado cuatro autos. Hay que tener paciencia, el conoce quienes son los buenos pintores y los buenos desabolladores”, asegura.