Este sábado 9 de noviembre se cumplen 30 años desde la caída del Muro de Berlín en un hito que marcó la historia de uno de los países más importantes de Europa y que también dejó un legado en la industria automotriz de ese país: el popular modelo Trabant.
El vehículo, que ganó popularidad en la República Democrática Alemana, se convirtió en un verdadero símbolo germano que hasta hoy se hace presente especialmente en el sector turístico de Berlín.
La historia del Trabant
La historia del Trabant, apodado como “Trabi”, se remonta a la década de los 60 cuando fue construido por el fabricante VEB Sachsenring Automobilwerke Zwickau y durante años mantuvo el monopolio automovilístico de ese sector de Berlín hasta la caída del muro.
Según explica la prensa local, el vehículo se fabricaba casi en su totalidad a mano, sin ningún tipo de lujo y con una producción que no daba el ancho para todos los clientes quienes, incluso, debían esperar hasta 10 años desde que se inscribían en la lista de espera hasta que llegaba el auto.
Mecánica sencilla pero eficiente
La mecánica del Trabant también era sencilla pero eficiente: contaba con un motor bicilíndrico de entre 500 y 600 cc, según la versión, llegaba a los 26 caballos de potencia y equipaba una suspensión independiente.
En términos de diseño y estructura el vehículo también pasó por complejos procesos. Debido a la falta de acero necesaria para la fabricación, el constructor probó distintos materiales como madera, cartón y algodón, siendo este último el escogido para crear un tipo de plástico duro que le daría forma a la estructura del Trabant.
El vehículo contaba con capacidad para cuatro adultos, era compacto, muy ligero y con una apariencia minimalista. A su vez, destacan los medios internacionales, era uno de los coches más duraderos de ese tiempo y de ahí que se comercializaran tantas unidades entre los años de su fabricación (1960 – 1991).
El fin de la época
Luego de la caída del Muro de Berlín, el Trabant comenzó a ser olvidado poco a poco por los alemanes dando paso a los modelos del sector occidental que distaban mucho del estilo y mecánica del “Trabi”.
Fue así como, según indica la prensa europea, luego del 90 no era raro ver autos Trabant botados en las calles o guardados en antiguos garajes, terminando con una época dorada de la industria automotriz de una parte de Berlín.
Símbolo turístico: La nueva vida de los Trabant
Fue en 1991 cuando se fabricó la última unidad del Trabant que, si bien no corrió la mejor de las suertes después de la reunificación de Berlín, supo reinventarse como símbolo turístico de Alemania.
De hecho, en la actualidad aún se realizan viajes turísticos y existen distintas tiendas con souvenirs del coche que movilizó a millones de personas en una época que Alemania estaba dividida.
