Como uno de los fabricantes con mayor historia en la industria automotriz, Volvo se ha caracterizado a lo largo de los años por construir autos robustos y duraderos, características que los icónicos modelos PV de décadas anteriores reflejan a la perfección.
El PV444, por ejemplo, fue uno de los modelos más exitosos de la firma sueca entre 1947 y 1958, llegando incluso a superar los 196 mil unidades construidas. Todo un éxito para la empresa en ese momento.
El encargado de mantener esa buena racha fue el PV544, modelo que tuvo un diseño similar a su antecesor y que también marcó una época en Chile hasta donde fue importado por la empresa Divolvo de Eduardo Averill en la década de los 60.
Su hijo, Alberto Averill, heredó uno de estos modelos PV544 del 62 y se encargó de mantenerlo en perfectas condiciones mecánicas hasta la actualidad, realizando algunas pequeñas modificaciones especialmente en su interior.
“Este auto lo heredé de mi padre y lo he mantenido porque el modelo es un clásico de la marca (...) Eso sí tiene un grave problema, es que cuando uno va manejando se olvida que va en un auto que tiene 60 años”, comenta el actual dueño entre risas.
En su época el vehículo se ofrecía con un motor de 1.6 litro (60 CV) con caja de cambios de tres velocidades y otro bloque capaz de erogar 76 caballos con una caja de cuatro marchas.
La incorporación de un bloque motor de 1.780 cc como nueva opción fue una de las grandes novedades que presentó el coche desde 1961 y que lo convirtió en un vehículo con características más deportivas gracias a sus 76 y 90 caballos de potencia según versión.
Los libros de historia automotriz también resaltan otra versión del auto con motor B20 de 2.0 litros que era alimentado por dos carburadores y capaz de llegar a los 115 caballos de potencia.
Su dueño, Alberto Averill, cuenta que a la fecha no ha tenido mayores problemas para mantenerlo en perfectas condiciones mecánicas, especialmente porque la empresa de su padre armó el modelo 122 en Arica, y “ese auto tiene la misma mecánica que el PV544. Entonces hay repuestos de todo tipo”.
Además destacó que “en todo el mundo también los coleccionan, así que hay muchos repuestos”. En ese sentido, valora el trabajo que realizan los clubes Volvo (él preside el chileno), ya que “tenemos una gran fraternidad, nos damos datos, cambiamos repuestos, etc”.
Y lejos de terminar la pasión por este clásico Volvo con Alberto Averill, el auto seguirá rodando por las calles chilenas gracias a sus hijos quienes heredarán esta “joyita”. “Con todo honor espero mirarlos desde arriba como pasean porque estoy seguro que como buen Volvo antiguo va a seguir andando por muchos años”, dice su dueño.