En 1908 Henry Ford sorprendió al mundo al lanzar al mercado el Modelo T, vehículo que se convirtió en uno de los más simbólicos de la marca estadounidense hasta hoy y que revolucionó la industria automotriz dando inicio a la movilidad a grandes escalas.
El coche de Ford llegó después de 22 años que Karl Benz patentara el que es conocido hasta ahora como el primer auto impulsado por motor a combustión interna de la historia en 1886. No obstante, el “T” fue el responsable de popularizar la producción en cadena, permitiendo bajar los precios y ampliar su alcance hacia la clase media.
La historia cuenta que la producción de este auto también generó cambios en la estructura interna de la compañía, como la creación de los primeros departamentos de color y diseño, establecer un sueldo mínimo para sus trabajadores y reducir la jornada laboral a ocho horas.
Todo eso fue acompañado de una reducción de costos en la fabricación del icónico Modelo T, factor clave que le permitió una rápida expansión hacia la clase media. Por ejemplo, en 1908 su precio inicial era de 825 dólares, mientras que ya en 1925 había caído hasta los 260 dólares.
Pero además, su fabricación significó la estandarización de la posición del volante, ya que hasta antes de este coche cada fabricante ubicaba al conductor en el lugar que quisiera.
Fue así como este vehículo sencillo, barato y fácil de reparar se convirtió en el primer auto masivo de la historia de Estados Unidos, alcanzando la increíble suma de 15 millones de unidades fabricadas hasta 1927.
Un auto que se sigue rodando por Chile
Aunque han pasado más de 100 años desde su lanzamiento, este incombustible vehículo se rehúsa a desaparecer y de ahí que no es raro verlos en exhibiciones o incluso rodando por las calles de algunos países.
En Chile no es la excepción y este modelo de 1911 sigue sorprendiendo a los fanáticos de las tuercas que no dudan en parar para apreciar de cerca una verdadera pieza histórica. “El Ford T es lo más representantito de lo que es un auto antiguo, porque fue el primero en fabricarse en serie”, dice su dueño, Carlos Verdugo.
El coche cuenta con un motor de 2.880 cc que es capaz de erogar una potencia de solo 20 caballos a 1.800 revoluciones por minuto. Su velocidad máxima, en tanto, ronda entre los 60 y 70 kilómetros por hora y equipa una transmisión de dos velocidades más una marcha atrás.
“Estos autos andan, pero aceleran poco. Estos autos doblan, pero no con mucha estabilidad. Estos paran, pero no frenan de golpe. Entonces hay que andar con mucho cuidado, viendo mucho el entorno y a la defensiva”, explica Verdugo.
Dentro del top ten de los más antiguos de Chile
La historia de Carlos Verdugo y el Ford T se remonta a su infancia cuando, según cuenta, aprendió a manejar en uno de estos modelos a los 12 años, en 1967. “Mi padre lo llevó a la casa y lo comenzamos a restaurar. Fueron mis primeros pasos como mecánico”, afirma.
Desde ese entonces Carlos quedó encantado con el Ford T al punto de comprarse el suyo propio recién el año pasado. “Este es el único ‘T’ de 1911 que hay en Chile. Es el Ford más antiguo que hay en el país”, sostiene.
De hecho, asegura que su “joyita” incluso “está dentro del top ten de los autos más antiguos de Chile”.
Ahora, Carlos Verdugo espera que sus hijos sigan su legado para que el mítico Ford T no desaparezca del mundo automotriz ni de las calles del país.