Firme y seguro en su intento por superar los 1.600 kilómetros por hora sigue el denominado “auto supersónico” que durante las últimas horas volvió a romper un nuevo récord de velocidad acercándose aún más a su meta.
Después de superar los 800 km/h hace tan solo unas semanas, el Bloodhound llegó a la increíble velocidad de alrededor de 1.010 km/h, convirtiéndose en uno de los vehículos terrestres más rápidos de toda la historia.
Hasta ahora el récord de velocidad en tierra lo tiene un vehículo que en 1997 alcanzó los 1.227 km/h. en el desierto de Nevada, Estados Unidos.
El Bloodhound, mientras tanto, sigue realizando pruebas en el desierto de Kalahari en Sudáfrica y, según publicó el medio The Sun, durante el último intento fue tal la velocidad que incluso el “flujo de aire debajo del automóvil se volvió supersónico, lo que provocó que la pintura cerca de las ruedas delanteras se volara”.
El comandante de la Fuerza Aérea británica Andy Green fue nuevamente el encargado de llevar el vehículo a las altas velocidades y explicó que “tuvimos las condiciones perfectas para una carrera de alta velocidad: temperaturas frescas y prácticamente sin viento”, dijo a The Mirror.
“La estabilidad y la confianza que me da el automóvil como conductor es un testimonio de los años de ingeniería de clase mundial que los miembros del equipo han invertido en ella en el pasado y en el presente", complementó.
El Bloodhound cuenta con una imponente mecánica de 135 mil caballos de fuerza lo que equivale nada menos que a 150 autos de Fórmula Uno.