La historia de Peugeot en Chile se remonta al año 1959 cuando, gracias al esfuerzo de los importadores locales, la empresa gala instala en territorio nacional su primera planta de montaje de vehículos.
Fue así como en 1960 sale de este complejo industrial el primero Peugeot 404 armado en territorio chileno, sin saber que con el tiempo se convertiría en uno de los mejores y más populares autos construidos en el país.
No todos lo sabe, pero sus tradicionales formas son responsabilidad de la prestigiosa casa “Pininfarina”, la que por esos años resonaba junto a marcas tales como Ferrari.
Siendo francés, este modelo se presentó por primera vez en el salón de París y en total, dicen los registros, se fabricaron alrededor de 2.8 millones de unidades, incluyendo ciertas partidas construidas por otras marcas bajo licencia oficial.
Su concepto era principalmente un sedán de gran tamaño para la familia, espacioso, cómodo y lujoso según la versión. Se equipó con 3 tipos de motores, el inicial de 1,4 litros, otro de 1,6 litros y un tercero de 2 litros con inyección diesel.
En el corazón de los chilenos
A poco andar el Peugeot 404 se convirtió en el auto preferido de las familias chilenas, no solo por su gran espacio interior y comodidad en el manejo, sino también por su desempeño y durabilidad.
De hecho, su reputación de resistencia la consiguió cuando el modelo comenzó a utilizarse de taxi alrededor del globo, concepto por el que más se le recuerda hoy. Fue un automóvil confiable, de buen diseño y cómodo, como ningún otro en esos años.
De ahí que a la fecha no sea sencillo encontrarse con uno de estos autos circulando por las calles de la capital u otra ciudad del país, ya que muchos terminaron convertidos en chatarra o desarmados para ser vendidos por piezas.
En manos de Asunción y Trinidad
No obstante, el empresario e integrante del Club de Automóviles Antiguos de Chile, Enrique Allué, se dio hace un tiempo la misión de rescatar un Peugeot 404 de 1968 fabricado en Chile, con todas las características que tenían estos modelos al salir de fábrica como sus tradicionales “cambios a la mano” (laterales).
El auto fue encontrado y restaurado, contó Allué, para el uso de su hija Marcela y, posteriormente, sus adolescentes nietas Asunción y Trinidad, quienes hoy dan una nueva vida al icónico auto con un fresco y juvenil estilo.
“Es un coche muy estable para manejarlo y tiene lo que se llama muy buenas riendas, el auto dobla con mucha facilidad y tiene un muy cómodo giro. Es muy agradable de conducirlo y cuando está estacionado es una muy buena excusa para hablar con la gente”, dice.
“Siempre hay alguien en las familias que le trae recuerdo el Peugeot 404, es increíble el efecto que genera. Trae muchos recuerdos a muchas personas”, añade Enrique.
“Este auto lo encontramos con muy poco kilometraje y lo restauramos completamente, para quedar en el estado que lo vemos hoy. Puede viajar a Arica sin problema y, lo que es mejor, lo puede manejar muy bien mi hija y ahora mis nietas, por eso tenemos este modelo", sentenció Allué