El fabricante británico de autos de lujo Bentley llamó a las autoridades de su país para que alcancen un acuerdo comercial con Europa antes que con Estados Unidos a meses que se haga efectivo el Brexit, el 31 de diciembre de 2020 cuando finalice el periodo transitorio.
A juicio de la compañía automotriz ningún acuerdo con los estadounidenses compensará las enormes pérdidas que le generará a la empresa la separación con la Unión Europea.
Bentley es una empresa británica, actualmente en manos de un conglomerado alemán, que fabrica vehículos de alta gama en sus plantas de Inglaterra pero con autopartes provenientes de toda Europa.
Hasta ahora este esquema es ideal, ya que permite un rápido flujo de piezas. No obstante, cuando se haga efectiva la separación del Reino Unido del bloque europeo, se instalarán barreras comerciales que harán inoperante este formato lo que podría generar graves consecuencia a la automotriz.
Pese a ello los esfuerzos de la administración de Boris Johnson han apuntado a materializar un acuerdo comercial con Estados Unidos y no con la UE.
Al respecto, medios especializados explican que un gran acuerdo comercial con Estados Unidos tampoco evitaría la crisis en Bentley toda vez que la automotriz británica obtiene el 90% de sus autopartes de Europa, sin considerar también que el 24% de su producción se comercializa en el mismo bloque.
Es más, no se descarta que el nuevo escenario obligue a los propietarios de la marca a trasladar las plantas de ensamblaje desde Inglaterra a Alemania u otro país del bloque. De tal manera, no sería extraño que en un futuro no muy lejano los tradicionales British Bentleys se convertan en German Bentleys.
Pero el problema es aún mayor para el Reino Unido, indican los analistas, ya que Bentley no es la única empresa automotriz británica cuya producción de vehículos depende de otros países de la UE.
De ahí que no son pocos los que presionan para que el Reino Unido destine todos sus esfuerzos para alcanzar primero un acuerdo comercial con Europa y después con Estados Unidos, ya que de no hacerlo se estaría dictando una sentencia de muerte para lo que queda de la otrora poderosa industria automotriz británica.
