Para nadie es un secreto que el excremento de los pájaros es uno de los principales enemigos de la pintura de los vehículos dado su alto poder corrosivo. Conscientes de esta situación, el fabricante de autos estadounidense Ford desarrolló un riguroso programa de pruebas para establecer la calidad de sus mezclas y donde incluye el uso de desechos artificiales de aves.
La idea es utilizar este excremento sintético en los test de calidad de las pinturas y en el desarrollo de nuevas generaciones de este esencial recubrimiento.
Se indicó que estos excrementos sintéticos desarrollados en los laboratorios de Ford son tan realistas que incluso replican con precisión las distintas dietas de una gran cantidad de aves de diferentes partes del globo.
Los desechos artificiales son aplicados en paneles de prueba que se someten a diferentes condiciones de temperatura, entre 40 y 60 grados centígrados, para replicar los más crudos escenarios a las que se puede exponer la pintura de un vehículo.
En Ford este test es conocido como la "prueba de la caca de pájaro" y forma parte de un exigente programa de control de calidad para mejorar la protección de sus pinturas ante elementos como el polvo, el polen y la savia pegajosa de los árboles, entre muchos otros.
Otras pruebas de la pintura incluyen un bombardeo continuado con luz ultravioleta hasta por 250 días continuos y que equivale a cinco años en las zonas más luminosas del globo.
También se realizan test que evalúan el desempeño de las pinturas ante distintos escenarios meteorológicos, congelación en temperaturas bajo cero, exposición a la suciedad de las carreteras, altas concentraciones de sal y humedad, además de corrosión con combustible y otros productos.
