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Red Bull quiere hacerse cargo de sus motores en la F1 y pide congelar nuevos desarrollos hasta 2026

La petición se contrapone con la actual normativa de la categoría reina, la que establece que en 2022 los monoplazas deben funcionar con un 30% de biocombustible y del 100% en 2023.

19 de Octubre de 2020 | 15:21 | Por Carlos Valdés
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Shutterstock
El equipo Red Bull Racing de la Fórmula Uno recibió un duro golpe hace unas semanas luego que Honda anunciara que en 2021 dejará de fabricar motores para la llamada categoría reina, con el objetivo de destinar esos esfuerzos en el desarrollo de tecnología híbrida y eléctrica.

Tras conocer la noticia, la escudería afectada hizo pública sus intenciones para seguir en la F1 con un motor propio, es decir, el actual Honda, una vez que la marca japonesa concrete su salida.

En teoría la propuesta de Red Bull es posible, indican los sitios especializados, ya que se quedaría con la tecnología cedida por Honda, pero no podría mejorarla en casi ningún aspecto importante, ya que hasta ahora no cuentan con las capacidades para modificar el propulsor.


Por eso, la escudería plantea congelar los motores por completo a partir de 2021 y poder competir así en igualdad de condiciones en la temporada 2022 y futuras.

Helmut Marko, asesor de deportes de motor de Red Bull, le dijo al medio alemán Sport1 que esta era una solución viable siempre y cuando se autorice congelar el desarrollo de motores.

“Es un tema muy complejo. Tan complejos como estos motores. Nosotros favoreceríamos, siempre que las conversaciones con Honda sean positivas, que nos hagamos cargo de los derechos de propiedad intelectual y todo lo que sea necesario, para luego preparar y desplegar los motores nosotros mismos en Milton Keynes. Pero esto solo es posible con la condición de que los motores estén congelados para la primera carrera en 2022 a más tardar. No podemos permitirnos un mayor desarrollo, ni técnica ni financieramente. Ese es un requisito previo”, explicó Marko.


Y si bien la propuesta parece viable, hay un gran problema que dificulta el consenso y que se refiere a la actual normativa de motores que contempla la introducción de un 30% de biocombustible en 2022 y del 100% en 2023 como respuesta a los esfuerzos mundiales para mejorar el cuidado del medio ambiente, algo que ha sido respaldado por la FIA y los responsables de la categoría.

En tal sentido, Red Bull ha propuesto aplazar para 2026 dichos cambios, ya que de hacerse cargo de los motores dejados por Honda no podrían cumplir con los avances que exigen la actual normativa.

Eso implica, explicó Marko, una inversión millonaria que no están en condiciones de realizar. De ahí que la idea es detener por completo el cambio de motores hasta 2026, cuando llegarán unos nuevos bloques supuestamente más sencillos y que podrían incentivar la entrada de otros fabricantes de motores.


De no tener luz verde la propuesta, Red Bull Racing tendría que comprar los propulsores de uno de los tres fabricantes de motores con equipos oficiales que ya compiten en la F1. Ellos son Ferrari, Mercedes y Renault.

De esos tres, Mercedes ya anunció que no está en condiciones de fabricar motores para la escudería de Red Bull, ya que en la actualidad trabaja a máxima capacidad para satisfacer la demanda de sus actuales clientes de la F1.

Así las cosas, no se descarta que Renault podría verse obligado a suministrar una vez más sus motores a Red Bull Racing debido a las regulaciones de la F1, algo que parece casi imposible dada las malas relaciones entre ambas marcas.

Las relaciones entre Renault y Red Bull se agrietaron luego que estos últimos acusaron a los franceses de proporcionar motores de poca potencia antes de cambiarse a Honda.
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