Desde hace unas semanas el mundo atraviesa
una escasez de microchips sin precedentes que ha golpeado con fuerza a la industria automotriz obligando a detener la producción de distintos fabricantes a nivel internacional.
La crisis ha llegado a tal punto que la Asociación de la Industria de Semiconductores de China (CSIA), una de las más grandes del planeta, encendió las alarmas para el escenario que se puede vivir en los próximos meses.
"Si es un actor experimentado, recordará que en
1999 hubo una crisis similar en esta industria, pero fue mucho más pequeña", dijo Zhou, presidente de Semiconductor Manufacturing International Corp (SMIC), en declaraciones en SEMICON China.
"
Tenemos que profundizar nuestra cooperación, tenemos que prestar más atención a la innovación. Sólo así, nuestra industria puede controlar los desafíos que enfrentamos".
China es el mayor comprador mundial de semiconductores, pero la producción nacional es marginal. Las ventas en el país crecieron un 17,8% en 2020 respecto al año anterior a 891.000 millones de yuanes (137.000 millones de dólares), según CSIA.
La necesidad de China de reducir la dependencia de las empresas de chips en el extranjero se hizo evidente el año pasado, cuando las sanciones de Estados Unidos a Huawei le impidieron adquirir componentes, lo que paralizó
un negocio de teléfonos inteligentes que alguna vez estuvo en auge.No mucho después de eso, la pandemia de COVID-19
cortó las cadenas de suministro y finalmente provocó una escasez de chips.Tras haber estado concentrada en la industria automotriz, la crisis ahora se ha extendido a una amplia gama de productos electrónicos y ha llegado a las partes más altas de la cadena de suministro de chips.