La Comisión Europea se apresta para dar a conocer el próximo miércoles un amplio conjunto de proyectos de legislación ambiental que fueron pensados y redactados para administrar una transición más rápida hacia una economía baja en carbono.
Se trata de una docena de proyectos de ley que buscan asegurar que para fines de esta década las emisiones de carbono se reduzcan en un 55% con relación a los niveles alcanzados en 1990.
El cuerpo legislativo ya ha sido blanco de duras críticas por parte de intereses políticos, grupos de presión de la industria y ambientalistas.
Según trascendió, entre estas normas se cuenta la decisión de prohibir la venta de vehículos nuevos con motores de combustión a partir de 2035, los que serán reemplazados por modelos cero emisiones como los que son propulsados por baterías eléctricas o pilas de combustible de hidrógeno.
No obstante, una de las más importantes, indica la agencia AFP, es un proyecto que busca reformar el Régimen de Comercio de Derechos de Emisión de la UE (RCDE), un mercado de carbono en el que la industria negocia sus cuotas de contaminación.
Por ejemplo, en el sector automotriz, la empresa estadounidense Tesla recibió durante los últimos años importantes pagos de otros fabricantes de vehículos, especialmente del actual Grupo Stellantis, por sus créditos de CO2 en Europa, los que evidentemente no usaba por comerciales solo vehículos eléctricos. De hecho, solo en 2020 recibió aproximadamente 350 millones de dólares por este concepto.
Los ambientalistas se quejan que las leyes que serán presentadas el miércoles no van lo suficientemente lejos, al tiempo que la industria y algunos estados miembros de la UE más dependientes de la energía de carbón rechazan el esfuerzo.