Ante la crisis generada por la escasez mundial de microchips, problema que ha obligado a los fabricantes de automóviles a recortar sus proyecciones de producción y detener por varios días sus plantas hasta recibir nuevos insumos, es que varias marcas están evaluando nuevas fórmulas para enfrentar este problema, que podría extenderse más allá de lo esperado llegando incluso a 2023.
Un ejemplo es el de Suzuki, que le ha dado la vuelta a la escasez de chips que se ha prolongado a lo largo del año, y ha destacado por su estrategia poco usual que consiste en configurar versiones en donde reemplaza los velocímetros digitales, por otros analógicos en sus tres modelos más vendidos: Swift, Ertiga e Ignis.
Estas versiones, a las que la marca japonesa llama "complementarias" llegaron a los pisos de venta con un descuento de alrededor del 3%, además de contar con disponibilidad inmediata, características que le han generado aproximadamente el 15% de las ventas de cada modelo.
Respecto al perfil que prefiere este tipo de auto, desde Suzuki explicaron que “la persona que opta por estas versiones es aquella que revisa la cotización, el equipamiento y dice: bueno, yo no necesito esto y me ahorro dinero de este lado. Es un perfil muy específico”.
Pese a que el último trimestre del año solía ser el mejor en términos de ventas para el sector, varios fabricantes han tenido que parar sus plantas debido a la falta de componentes con chips. Aún no hay una luz que indique que el sector esté cerca de salir del túnel, por lo tanto, las marcas tendrán que sumarse a la tendencia de crear nuevas e innovadoras fórmulas para
repuntar sus ventas.