“La Ley Europea de Chips llega absolutamente en el momento adecuado y tiene dos objetivos principales: el primero, a corto plazo, aumentar nuestra resiliencia ante futuras crisis anticipándonos y evitando problemas de suministros", señaló la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, tras adoptar el plan.
El plan movilizará 12.000 millones en inversiones adicionales, tanto pública como privada, que se sumarán a los 30.000 millones de euros de inversiones públicas ya planeadas procedentes de NextGenerationEU, Horizonte Europa y los presupuestos nacionales. A ello se añadiría un fondo para invertir entre 2.000 y 6.000 millones de euros en ayudar a las empresas emergentes a incorporarse al sector, según anticipó ayer el comisario de mercado Interior, Thierry Breton.
Von der Leyen, también añadió que “a medio plazo, el objetivo es hacer de Europa un líder industrial en este mercado muy estratégico". Para ello, Bruselas quiere que al final de esta década el 20 % de los chips del mundo se produzcan en la UE, lo que significa que tendrá que multiplicar por cuatro su fabricación, ya que ahora apenas alcanza el 10 % de un mercado, cuyo valor se duplicará en los próximos ocho años.
Un sector estratégico
Los chips son esenciales para casi cualquier dispositivo electrónico, desde teléfonos móviles hasta lavadoras, pasando por maquinaria industrial. Aunque la UE es líder mundial en investigación y en maquinaria para producir chips, y fuerte en sectores concretos como los chips para autos o industriales, para su fabricación depende sobre todo de las fábricas de Taiwán y Corea del Sur, responsables de más de la mitad de la producción global.
La escasez de semiconductores generada por la pandemia reveló con crudeza los riesgos de esta dependencia de este producto, al forzar a industrias tan potentes como la automovilística a paralizar líneas de producción o agotar las reservas de algunos productos de uso más cotidiano.
“Europa no puede quedarse fuera de la carrera tecnológica de los semiconductores. Todos nuestros socios invierten en un sector que afecta a todas las industrias. Europa no puede mirar el tren pasar", declaró el comisario de Mercado Único, Thierry Breton.
Para subirse al vagón de los fabricantes, Bruselas propone una estrategia basada en potenciar su liderazgo en investigación, construir nuevas fábricas en el continente y asegurar sus cadenas de suministro, asociándose con terceros países o controlando la exportación como último recurso en caso de crisis.
Además, prevé movilizar en total unos 45.000 millones de euros en inversiones públicas y privadas, por debajo de los 52.000 millones de dólares que destinará Estados Unidos a revitalizar su sector y muy lejos de los 430.000 millones de Corea del Sur o los 170.000 millones presupuestados por China para semiconductores entre 2014 y 2024.
Respecto al marco regulatorio, Von der Leyen destacó que el bloque europeo suavizará sus normas sobre ayudas estatales para evitar precisamente que se declaren ilegales las subvenciones a las fábricas de chips innovadoras.