La invasión armada de Rusia a Ucrania podría jugar su parte en la escasez de chips, ya que ambos países tienen una importante injerencia en la provisión de materiales esenciales para la fabricación de semiconductores. Si bien, no hay una mirada homogénea sobre el tema, el conflicto en Europa del Este podría convertirse en un nuevo factor que profundice la persistente crisis del sector tecnológico.
Reuters explica que Ucrania es el principal productor del gas neón (70%), que es crucial para los láseres destinados a la fabricación de chips. Y también provee más del 90% del neón que se utiliza en la industria estadounidense de semiconductores.
Además, el país liderado por Volodímir Zelenski es un importante productor de gases raros esenciales para fabricar chips, como neón, argón, criptón, xenón, y también paladio.
Pero la preocupación por cómo podría impactar la guerra de Ucrania en la escasez de chips va más allá de la provisión del neón. Rusia, por su parte, brinda alrededor del 35% del paladio que se utiliza en Estados Unidos; y si bien su uso no es exclusivo de la industria de los semiconductores, se lo implementa en la producción de sensores y memorias.
Si el conflicto interrumpe las exportaciones de estos materiales, podría afectar a empresas como Intel, que obtiene alrededor del 50% de su neón de Europa del Este, según explicó JPMorgan.
Para otras regiones importantes para la industria de los chips, como Asia, la preocupación parece ser menor. El Ministerio de Asuntos Económicos de Taiwán dijo a la agencia de noticias Reuters, que por el momento no habrá impacto directo sobre los materiales o actividades de producción de chips.
Empresas del sector como SK Hynix (Corea del Sur) ASE Technology (Taiwán) y Unisem (Malasia) han previsto un panorama sin complicaciones, a pesar del conflicto. Sin embargo, analistas apuntan que esta situación sí podría generar un alza en los precios, ya que las sanciones occidentales a Rusia por la crisis geopolítica pueden amenazar la cadena de suministro de las exportaciones de países como Corea, Taiwán y China, que poseen el 87% del mercado mundial de microchips.
En Europa, en tanto, el escenario sería distinto. Desde los Países Bajos, ASML Holding, que trabaja con TSMC y Samsung, indicó que buscará nuevos proveedores para suplir la potencial caída en los suministros provenientes desde Ucrania. De todos modos, la diversificación no sería fácil dado que la industria de los semiconductores, se encuentra desde hace tiempo en una situación compleja.
Todo parece indicar que, mientras más se extienda el conflicto, más posibilidades hay de una disrupción en las exportaciones. Y, si finalmente ocurriese un impacto más profundo en la escasez de chips, la atención no solo estará puesta sobre la disponibilidad de componentes, sino también en su precio.
La más reciente edición del Barómetro de Comercio de Bienes de la Organización Mundial del Comercio (OMC) indicó que el flujo global de mercancías mejoró al cierre de 2021, aunque todavía sigue débil, sobre todo para el sector automotriz y el transporte marítimo de mercancías. Para 2022, la entidad proyectó un comienzo débil por las presiones a las cadenas de suministro y los estragos causados por la nueva variante de COVID-19.