La Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA) lamentó que Estados Unidos, en el marco de la Ley de Reducción de la Inflación, haya limitado la aplicación de los incentivos fiscales a la compra de vehículos eléctricos "en función de una serie de criterios no relacionados con el clima".
En la primera fase de desarrollo del mercado, los incentivos financieros son vitales para acelerar la adopción de los vehículos eléctricos por parte de los consumidores y crear una masa crítica para el cambio.
ACEA estima que el alcance de los incentivos fiscales en el mercado estadounidense para los vehículos eléctricos debe ser "mucho más inclusivo" para lograr el ritmo de cambio medioambiental al que se ha comprometido el sector del automóvil y para alcanzar el objetivo del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, de que el 50% de las ventas en 2030 sean vehículos eléctricos.
La asociación ha denunciado que las nuevas normas limitan la posibilidad de acogerse a los incentivos fiscales a un número pequeño de vehículos sólo ensamblados en Norteamérica a corto plazo.
A mediano plazo la situación se complica aún más, ya que se elevan las normas relativos al contenido de las baterías que usarán los autos.
"Un sistema de incentivos para los vehículos eléctricos debe aplicarse de forma justa y equitativa para que todos los fabricantes tengan la mejor oportunidad posible de cumplir los compromisos climáticos", ha explicado ACEA.
Ley “Made in USA”
El pasado 12 de agosto el Congreso de EE.UU. aprobó la Ley de Reducción de la Inflación, una normativa clave en materia de impuestos, clima y salud, con una dotación de 433 mil millones de dólares.
Esta iniciativa contempla ayudas de 7.500 dólares por vehículo para la compra de nuevos modelos eléctricos, mientras que los incentivos a la adquisición de eléctricos usados ascienden a 4 mil dólares.
Sin embargo, se incluyen ciertas restricciones, como que los nuevos vehículos no pueden superar el precio de 55 mil en el caso de los turismos y de 80 mil dólares en el caso de furgonetas y todoterrenos.
Además, para poder acogerse a las nuevas subvenciones públicas, los vehículos deben fabricarse en Norteamérica y a partir de 2023, los modelos con baterías que tengan componentes chinos no podrían recibir las ayudas.