Todo apunta a que el proyecto alemán de tren propulsado por pila de hidrógeno llamado Coradia iLint -que corre por un trazado del estado de Baja Sajonia- podría presentar problemas insalvables, al punto que la potencia europea se estaría replanteando la continuidad del servicio con esta tecnología.
Alemania, indica un reporte del sitio Autobild.es, lleva no pocos años apostando a la tecnología del hidrógeno como reemplazo a los combustibles fósiles, tal como lo han hecho en la industria automotriz fabricantes como Hyundai y Toyota, entre otros.
En ese contexto, se inauguró este año el servicio del tren propulsado con hidrógeno en Baja Sajonia, el que si bien ofrece algunos importantes beneficios para la actividad ferroviaria con respecto al uso de motores diésel, también plantea serios inconvenientes que tienen que ver con la viabilidad económica a largo plazo, comparado con los trenes eléctricos o híbridos.
Así lo revela un informe emanado del Ministerio de Transporte del estado de Baden-Württemberg donde se llega a la conclusión de que los trenes de hidrógeno no deberían ser vueltos a considerar, al menos en un futuro cercano, “por varias razones operativas y económicas”.
El análisis es aún más lapidario al indicar que en una comparación directa “esta tecnología no pudo imponerse en ninguna de las rutas examinadas en Baden-Württemberg, debido a la infraestructura y las características operativas”.
Pesea ello, en el documento también se destacan algunos de sus principales beneficios, ya que se indica que esta tecnología tiene claras ventajas como un menor impacto en la transición y operatividad, ya que no exige cambios en la infraestructura ferroviaria, pero sale perdiendo en otros, como el coste de la infraestructura de repostaje, la eficiencia y el consumo de energía, así como el coste y la disponibilidad del hidrógeno.
A la fecha, las locomotoras propulsadas por pilas de hidrógeno son mucho más costosas que los mismos trenes eléctricos o híbridos. En ese contexto, se indica que el costo total de propiedad de un sistema a hidrógeno sería de unos 849 millones de euros, una cifra claramente superior a los 506 millones que cuesta un tren eléctrico a batería y los 588 millones de los trenes eléctricos convencionales, de ahí que Alemania se está planteando continuar con este proyecto o detenerlo hasta que existan mejores condiciones para su uso.