La Unión Europea oficializó hace unas semanas su decisión de prohibir a partir de 2035 la venta de vehículos nuevos con motores de combustión interna como parte de sus ambiciosas medidas dispuestas para detener el calentamiento global.
Si bien los gobiernos del bloque y los fabricantes automotrices se han sumado a estos esfuerzos avanzando aceleradamente hacia la electromovilidad, ya hay voces dentro de la propia Unión Europa que están dispuestos a revisar los plazos impuestos, ya que no estarían las condiciones para concretar dicha prohibición.
Uno de los primeros en explorar tal posibilidad fue el comisario de Mercado Interior del conglomerado de países, Thierry Breton, quien explicó en una reciente entrevista que existe la posibilidad de que 2035 no sea la fecha definitiva para prohibir la venta de coches nuevos con motores diésel y de gasolina, así como los híbridos y de gas.
Según indicó, todo dependerá de una serie de condiciones que primero se deben cumplir para concretar el histórico cambio que reemplaza los vehículos con motores térmicos por nuevos ejemplares totalmente eléctricos.
Un reporte del sitio Autobild.es, indica que el documento aprobado por el Consejo de la Unión Europea, donde se establece la prohibición de estos propulsores, prevé esta situación y ordena una revisión formal de los objetivos en algún momento de 2026.
Al respecto, Thierry Breton dijo que es importante tener esa fecha en mente y prepararse para la discusión que se avecina. “Debemos aproximarnos a esta fecha de revisión en 2026 sin tabús”, declaró el comisario francés.
La autoridad europea añadió que es necesario replantearse los plazos propuestos en algunos años más, especialmente si se considera que esta transición implica finalmente la destrucción de unos 600 mil empleos, directos e indirectos, que no se requerirán en la industria cuando las marcas automotrices produzcan sólo ejemplares eléctricos.
Breton, añade el reporte, también dijo que para cumplir la fecha límite impuesta (2035) se requiere con urgencia aumentar la producción de algunas materias primas en la Unión Europea y que son fundamentales para la producción de los cero emisiones.
“Necesitaremos 15 veces más litio hasta 2030, cuatro veces más cobalto, cuatro veces más grafito y tres veces más níquel”, dijo la autoridad.
Como si eso fuese poco, agregó el comisario la Unión Europea, el bloque deberá implementar en poco más de una década un ambicioso y costoso plan para multiplicar los actuales puntos de carga para vehículos eléctricos y llegar a un total cercano a los 7 millones de estaciones de repostaje.
En la actualidad, tan solo existen 350.000 puntos de carga públicos en Europa, de los cuales el 70% se concentra en tres países: Francia, Alemania y Holanda.