Mientras la industria automotriz avanza aceleradamente hacia la electromovilidad como principal tecnología para erradicar el uso de los contaminantes motores de combustión, otras industrias ligadas al transporte, como la aeronáutica, aún exploran distintas alternativas tecnológicas, como el uso de biocombustibles, para reducir sus emisiones.
En ese contexto, se anunció que en 2023 se realizará el primer vuelo transatlántico “neto cero” como parte de un proyecto impulsado por la empresa Virgin Atlantic tras obtener fondos del gobierno del Reino Unido para avanzar en el uso del SAF (Sustainable Aviation Fuel) y donde también están presentes otras marcas como Rolls-Royce, Boeing, Imperial College London, University of Sheffield, Rocky Mountain Institute (RMI) e ICF.
Para eso, un avión Boeing 787 de Virgin Atlantic será modificado para que sus motores operen íntegramente con el SAF, sin tener que recurrir al uso del combustible convencional.
“El uso de 100% SAF en el vuelo, combinado con la eliminación de carbono a través de créditos de biocarbón, un material que atrapa y almacena el carbono tomado de la atmósfera, hará que el vuelo sea cero neto”, afirmaron sus responsables.
El proyecto tiene programado unir los aeropuertos de Heathrow en Londres y el JFK de Nueva York, en un vuelo que es considerado como histórico y una meta soñada tras años de trabajo y desarrollo de esta tecnología que busca eliminar definitivamente el uso de combustibles fósiles para sus motores.
Este nuevo combustible ya fue probado en el Reino Unido cuando el avión cisterna Voyager de la Real Fuerza Aérea completó un vuelo 100% propulsado por SAF, siendo considerado como el primero de su tipo a nivel mundial.
En estos esfuerzos por desarrollar sistemas de propulsión más amigables con el medio ambiente, Rolls-Royce también juega un papel fundamental al ayudar a modificar su motores Trent 1000 que impulsan el Boeing 787 de Virgin Atlantic.
Una vez que se concrete el vuelo, indicaron, la información que se recopile será usada para potenciar la investigación sobre estos biocombustibles y ampliar su uso, hoy muy restringido en la aeronáutica dada la actual configuración de los propulsores.
Otro factor a resolver con esta tecnología es la limitada producción del SAF, en cualquier parte del mundo. Esta situación, indicaron los promotores del proyecto, debería tender a cambiar una vez que este combustible sea certificado en un 100% y de ahí la importancia de este primer vuelo de prueba entre dos continentes.