Cuando se habla de trabajos de restauración normalmente se vienen a la cabeza antiguos autos clásicos marcados por el paso del tiempo y que son vueltos a la vida por expertos artesanos. De ahí que llama la atención el último “trabajo de restauración” realizado por Bugatti con dos ejemplares del Veyron fabricados en 2006 y 2009.
Pese a que los superdeportivos no son ejemplares muy antiguos, su propietario -un coleccionista de Emiratos Árabes Unidos- decidió aprovechar el programa de restauración que ofrece la marca francesa para darles un nuevo aire.
En concreto se trata de ejemplar del Bugatti Veyron coupé del año 2006, calificado como uno de los primeros coches de este modelo entregados a los clientes de la marca, y un Veyron Grand Sport descapotable del año 2009, el que también figura como uno de los primeros “cabríos” salidos de fábrica.
Aunque parezca sorprendente, el trabajo en ambos superdeportivos se extendió por tres años y estuvo a cargo del departamento Bugatti La Maison Pur Sang y consistió en una profunda inspección, mantenimiento y la realización de los cambios estéticos que solicitó el cliente, los que no es necesariamente una restauración como tal, pero fue hecho por el equipo que hace esos trabajos.
En ese contexto, el modelo 2006 recibió una nueva pintura exterior pasando de dos distintos tonos de grises a una combinación de azul y negro. El habitáculo también recibió un nuevo juego de colores en un tono marrón claro (Cognac) y otro más oscuro (Havanna).
Según la propia marca, este trabajo se realizó para dotar al coche de una "configuración más contemporánea".
En el caso del Grand Sport, tres años más nuevo, el trabajo realizado fue menor ya que solo se hicieron cambios en el tapizado del habitáculo, el que adquirió un tono marrón Magnolia, sustituyendo el anterior tono Silk.