La ciudad de París, Francia, fue pionera en la implementación de los monopatines eléctricos de uso compartido y ahora sus habitantes podrían votar su prohibición durante el próximo referendo convocado por la alcaldía para definir una dura polémica abierta por el uso que se le dan a estos vehículos urbanos.
"Es la anarquía total", asegura a AFP, Ivan Lellouche, un jubilado de 69 años, que tiene claro que el domingo votará a favor de la prohibición de estos medios de transporte urbanos.
"¡Los patinetes son mi mayor enemigo! Porque tengo mucho miedo. A menudo, los vemos llegar con dos personas encima (...) En París, ya no hay sitio para los peatones", añade Suzon Lambert, una maestra de 50 años.
Votación
La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, decidió en enero pasado dejar en manos de los ciudadanos el porvenir de los 15.000 monopatines eléctricos que operan en la ciudad, urbe que vive en constante tensión entre automovilistas, motoristas, ciclistas y peatones por el uso del espacio público.
"Los patinetes en autoservicio son una fuente de tensión y preocupación en la vida cotidiana de los parisinos", aseguró al respecto Anne Hidalgo, quien se mostró partidaria de prohibirlos.
Dijo que la medida permitiría reducir "las molestias" que habitualmente causan estos transportes de última milla. Además cuestionó su modelo ecológico al considerar los problemas de reciclaje que generan.
Según se informó, el próximo domingo la alcaldía instalará 21 centros de votación presencial, una opción que favorece la victoria de la prohibición según los operadores de la capital (Lime, Dott y Tier), que lamentan la falta de diálogo del ayuntamiento y la propia consulta.
"Esta decisión es incomprensible porque París fue pionera en este tema" y "va a contracorriente de lo que ocurre en todo el mundo", en ciudades como Londres o Madrid, explica a la agencia AFP Hadi Karam, responsable de Lime en Francia.
La polémica comenzó en 2018, cuando una docena de compañías desembarcaron en París. Pero los excesos en su uso obligaron a la alcaldía a intervenir limitando su velocidad a 20 km/h e incluso a 10 km/h, y en 2020 el mercado se redujo a sólo tres operadores.
Sin embargo, el malestar de los peatones se mantiene. Sus detractores denuncian que los monopatines eléctricos normalmente obstruyen las calles, que sus usuarios pasan a toda velocidad al lado de las personas y que, finalmente, no son tan ecológicos como parecen por la corta vida útil de sus baterías.
Según estadísticas de la prefectura de policía de París, en 2022 fallecieron tres personas en accidentes protagonizados por estos vehículos de última milla y otras 459 resultaron heridas.
Estoy contra la prohibición (...) Es un transporte necesario para mucha gente", dijo por su parte Mathilde Caruso, una diseñadora de 31 años.
Incluso la polémica escaló hasta las autoridades de gobierno, el que mantiene una tensa relación con la alcaldía de París, luego que el ministro de Transporte Clément Beaune defendió su uso.
"Los patinetes pueden ser una oportunidad si están bien organizados y regulados", aseguró la autoridad, quien disparó contra el ayuntamiento parisino al que llamó a trabajar para la “pacificación del espacio público" integrando a todos los actores.