El grupo automotriz Stellantis quiere que sus motores de combustión reduzcan sus emisiones y para eso informó que está en la fase final de un proceso de pruebas de los e-fuels o combustibles sintéticos en 28 familias de motores, diésel y gasolina, construidos por sus marcas entre 2014 y 2019.
Los test realizados por sus ingenieros, indican reportes, incluyeron pruebas sobre las emisiones del tubo de escape, la capacidad de arranque, la potencia, la resistencia de fiabilidad, la dilución del aceite, el depósito de combustible, los conductos de carburante y los filtros, entre otros elementos.
Según informó la marca, el uso de estos carburantes de nueva generación y casi neutros en emisiones “en los hasta 28 millones de vehículos de la flota Stellantis tiene el potencial de reducir hasta 400 millones de toneladas de CO2 en Europa desde 2025 hasta 2050”.
El bloque de países resolvió prohibir la venta de vehículos con motores contaminantes a partir de 2035, pero se estima que las unidades con motores de combustión vendidas hasta 2034, funcionarán por varias décadas más, de ahí el interés de Stellantis de avanzar en el uso de estos e-fuels para reducir sus emisiones, además de la posibilidad de desarrollar nuevos vehículos neutros en carbono con bloques de combustión.
"Como parte de las herramientas disponibles para reducir las emisiones de carbono y luchar contra el cambio climático, el 'e-fuel' es un combustible sintético de sustitución directa fabricado a partir de CO2 (dióxido de carbono) atmosférico capturado y energía renovable", ha añadido la marca en el escrito.
A juicio del cuarto mayor fabricante de autos en el mundo, una "amplia adopción" de los carburantes sintéticos ofrecería a los clientes con vehículos de combustión "una opción fácil y asequible" para descarbonizar sus automóviles "sin necesidad de sustituirlos, actualizar el sistema de combustible del motor o esperar una nueva red de infraestructuras".
En ese sentido, la organización Transport & Environment (T&E) apuntó que el principal problema de los e-fuels es su muy escasa producción a nivel industrial y alto precio.
A finales de marzo pasado, el organismo indicó que, con arreglo a sus cálculos, el precio promedio de llenar un estanque con este tipo de combustibles podría llegar hasta los 210 euros, situándose en 2,8 euros el litro para 2030.