El limitado acceso a las materias primas, el explosivo aumento en su valor y una feroz competencia de gigantes como China y Estados Unidos son los principales obstáculos que deberá enfrentar en un breve plazo la Unión Europea si quiere liderar la industria de las baterías para vehículos eléctricos, sector clave en la transición del mundo automotriz hacia tecnologías más amigables con el medio ambiente.
Así lo planteó el último informe del Tribunal de Cuentas Europeo (TCE), documento que advierte que el bloque corre serio peligro de perder toda posibilidad de ser potencia mundial en esta área, ya que sus actuales esfuerzos por aumentar su capacidad de producción de baterías pueden ser "insuficientes" para satisfacer el aumento de la demanda.
Frente a este escenario, el documento del TCE añade que la Unión Europea podría no cumplir con los objetivos climáticos adquiridos para 2035, ya que estos esfuerzos dependen en gran medida de la adopción de los vehículos eléctricos, ejemplares que si bien han incrementado su presencia los últimos años, siguen siendo de un alto valor, privativos para muchos sectores.
Esto último se debe en gran medida a que sus baterías están compuestas de una combinación de metales que van desde el cobalto hasta el níquel y el litio, y cuyos precios se fueron a las nubes en los últimos años.
El plan adoptado por el bloque de países, indica el reporte del organismo auditor, para enfrentar la transición a la electromovilidad -que proyecta unos 30 millones de vehículos eléctricos en el bloque para 2030 y la prohibición de vender ejemplares nuevos con motores de combustión contaminantes a partir de 2035, entre otras medidas- no había considerado la capacidad de la industria automotriz del bloque para responder a esa alta demanda de baterías para las unidades eléctricas, algo que hoy es visto como un problema difícil de solucionar.
"La UE aspira a convertirse en una potencia mundial en baterías para garantizar su soberanía económica, pero ¿lo logrará? Las probabilidades no parecen buenas", dijo a los periodistas la auditora responsable del informe, Annemie Turtelboom.
"Nos enfrentamos al riesgo de que la UE no cumpla con sus objetivos de emisiones para 2035 o que alcance este objetivo a través de baterías importadas (...) Lo que dañaría a la industria europea y tendría precios muy altos de terceros países", añadió la experta.
El suministro de materias primas de la UE está muy concentrado en unos pocos países con riesgos geopolíticos que podrían provocar escasez, advirtió Annemie Turtelboom, quien además mostró cifras que muestran cómo para cinco materiales clave en la fabricación de estas celdas de energía, la dependencia de las importaciones de la UE fue en promedio del 78%.
"La UE no debe terminar en la misma posición dependiente con las baterías que con el gas natural de Rusia", añadió Turtelboom.
En ese contexto, se recordó que cerca de dos tercios del cobalto del mundo proviene de la República Democrática del Congo, el 40% del grafito natural proviene de China y la UE depende por completo de las importaciones de litio refinado.
En ese contexto, China representa el 76% de la capacidad de producción mundial de baterías y Estados Unidos busca recuperar terreno perdido no solo asegurando de mejor manera el suministro de materias primas, sino que también incentivando la instalación en ese país de plantas productoras con no pocos proyectos ya en marcha.
