Hace unos días Cuba debió lamentar la muerte de una familia que no pudo escapar de un voraz incendio que consumió su vivienda tras la explosión de una motocicleta eléctrica, según informó el cuerpo de bomberos de la isla, organismo que además reconoció su preocupación por sucesos similares que se han multiplicado ante el creciente uso de estos vehículos a batería.
Desde enero pasado, el mayor de la Dirección Nacional contra Incendios, Jelsy González, se han registrado más de 300 emergencias por el incendio de estos vehículos.
Las “motorinas”, como popularmente se las conoce en la isla, comenzaron a llegar masivamente al país caribeño hace tres años como una solución a los problemas crónicos de transporte y el desabastecimiento de combustible.
Desde 2019 hasta la fecha, dijo el funcionario, “se han registrado más de 3.000 incendios combatidos por los bomberos” e indicó que la gran mayoría de ellos se debió al mal uso que se hace de esta tecnología.
Añadió que el sobreuso de las baterías, los inadecuados lavados con agua y las cada vez más habituales modificaciones artesanales de los sistemas de seguridad para que estos vehículos sean más rápidos son las principales causas de estos incendios.
González explicó que el material de las baterías no es combustible en sí mismos pero al descomponerse en el interior de una celda eléctrica dañada por el uso excesivo se produce un fenómeno llamado “embalamiento térmico” que genera vapores que pueden encender el plástico y la goma de las motocicletas, generando humo tóxico que se combina con los enseres que hay en su entorno.
Muchas víctimas fallecen no por el incendio sino por inhalación de este humo, indicó el funcionario de Bomberos.
Por su parte, el teniente coronel Antonio Valdés, también del cuerpo de bomberos de Cuba, informó que se han enviado especialistas al extranjero -sin especificar a qué países- para que se formen en seguridad y prevención de este tipo de accidentes y puedan formar a sus colegas en la isla.
Muchas de las motocicletas eléctricas llegan a Cuba importadas a través de Panamá, aunque recientemente empresas isleñas también comenzaron a ensamblar estos vehículos.