Shenzhen, la gran ciudad tecnológica del sur de China, tiene 18 millones de habitantes y cuenta con una red de autobuses públicos 100% eléctrica, todo un laboratorio de la transición energética.
Shenzhen fue la primera gran urbe del mundo en optar en 2017 por autobuses totalmente eléctricos, que llevan a los usuarios en silencio y sin emitir CO2. La ciudad, limítrofe con Hong Kong y sede de numerosas empresas tecnológicas, ha electrificado también la mayoría de sus taxis.
Actualmente, China es el mayor emisor mundial de gases de efecto invernadero, y depende en un 60% para la producción de electricidad. Pero el gigante asiático es también el país que más invierte en energías renovables.
En comparación con Chile, en Santiago el 31% de la flota capitalina es cero emisiones en el sistema RED. Según cifras del Ministerio de Transportes, a julio de este año la cifra llegaba a 2.000 máquinas que ya cuentan con un sistema cero emisiones en la ciudad.
El sistema Red Movilidad cuenta actualmente con cerca de 6.500 buses operando en las calles, de los cuales 4.260 buses son de alto estándar, entre los que se cuentan los ecológicos Euro VI y los buses eléctricos.
Tal como explica la prensa interncional, los autobuses contribuyen menos al calentamiento global que los coches y los camiones. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) estima en un 5% la reducción potencial de las emisiones debida a los buses, en un escenario de neutralidad carbono en 2050.
A ello se añade que los autobuses eléctricos mejoran de inmediato la calidad del aire que respiran los vecinos de una ciudad.