Un raro Ferrari 330 LM que carrozó Scaglietti en 1962 y que se desarrolló sobre la base de un 250 GTO fue subastado anoche en la ciudad de nueva Nueva York por 51,7 millones de dólares, transformándose en el segundo automóvil de colección más caro alguna vez adjudicado en una subasta, según anunció la casa Sotheby's.
Propiedad de un coleccionista estadounidense desde hace 38 años, el ejemplar de este mítico vehículo deportivo italiano superó los 48 millones de dólares alcanzado por otro 250 GTO de la marca italiana vendido en 2018, pero no se acercó al récord absoluto para un automóvil ofrecido en subasta y que corresponde a un Mercedes-Benz 300 SLR Uhlenhaut Coupé, el cual se vendió por 135 millones de dólares en 2022.
Si bien el Ferrari 330 LM alcanzó un precio récord, no alcanzó los más de 60 millones de dólares que se habían estimado antes de la subasta dada la rareza de este ejemplar y su no despreciable historia deportiva que lo llevó a conseguir, por ejemplo, el segundo lugar de una carrera de resistencia de 1.000 km en el circuito alemán de Nurburgring y participó en las 24 horas de Mans, de la que el equipo se retiró por un daño en el motor.
Luego de varios años de competencia en Italia, este deportivo con número de chasis 3765 y un motor de cuatro litros que desarrolla 390 caballos, fue vendido y exportado a Estados Unidos a finales de los años sesenta.
Modificado y restaurado, el auto cambió de propietario varias veces antes de terminar en las manos de un coleccionista de Ohio en 1985, quien lo vendió ayer lunes.
El diseño del 330 LM es prácticamente idéntico al del Ferrari 250 GTO que fue usado como base para su desarrollo. Pese a esta semejanza visual, las diferencias entre ambos modelos no son pocas y todas se dan en su sistema motriz y mecánica.
Si bien este modelo es mucho menos conocido en comparación con el ya legendario 250 GTO, es considerado por los especialistas como un verdadero “Santo Grial” de la marca de Maranello.
A simple vista, cualquiera diría que es un Ferrari 250 GTO, pero el 330 LM es ligeramente más largo, más ancho y más bajo. Mientras el primero mide 4325 mm de largo, 1600 mm de ancho y 1210 mm de alto, el segundo mide 4360 mm de largo, 1675 mm de ancho y 1245 mm de alto.
La diferencia es mínima, pero suficiente para que Ferrari pudiese ampliar la distancia entre ejes del modelo 330 LM para montar un motor más grande que el del 250 GTO.
De esta manera el ejemplar de competición recibió un motor V12 de 3.967 centímetros cúbicos, en lugar del V12 de 2.953 centímetros cúbicos del 250 GTO. Esto le permitió al 330 LM erogar una potencia de 390 CV, 90 más que el segundo.
Además de ganar cilindrada, en el modelo 330 LM se cambió el embrague sencillo del 250 GTO por uno multidisco, mientras que los seis carburadores dobles Weber eran más grandes.
Al llevar un motor más grande, el Ferrari 330 LM pesa 950 kg, es decir, 70 kg más que el 250 GTO del que nace, sin embargo, el extra de potencia permitió compensar el sobrepeso, por lo que ambos ejemplares llegaban a los 280 km/h como punta, algo que era una locura para los años 60.
Este modelo se desarrolló básicamente para cumplir con los cambios reglamentarios de la FIA a los que ya no se ajustaba el 250 GTO para competir en las 24 Horas de Le Mans. De hecho, su nombre nace de los 330 cc que ofrece cada cilindro y las siglas (LM) del nombre de la legendaria competencia. De hecho, se le conoció popularmente como el 250 GTO de motor grande.